lunes, 24 de noviembre de 2025

Un gurú en la celda

 


Just Breathe (Paul P. Pompa III 2025). Nick Bianco tiene problemas cuando se enoja. No se pone como el Hulk pero madrea gente. En su defensa habría que decir que se enoja por ofensas reales. No como otros.

Las visitas a un terapeuta no le sirven y acaba en la cárcel. Aunque bueno... se madrea a un mesero que dice que su novia es una cerda.

Afortunadamente para él, comparte celda con un tipo con el mismo problema y que ha buscado la solución en el zen y la meditación. Y parece que eso sí le sirve a Nick, sólo que cuando sale de prisión se enfrenta a un nuevo villano, su "Parole Officer", Chester, el oficial de libertad condicional que le toca. Creo que este es un nuevo tipo de villano, no recuerdo otra historia en donde uno de estos tipos sea el antagonista principal. Y no es un policía. Eso lo dice Nick cuando Chester dice que es un policía, él le dice que no, que es un parole officer. Y Chester es realmente el mejor personaje, uno lo acaba odiando realmente y eso tiene que ver con el personaje pero también con una gran actuación de un tal Shawn Ashmore.

Así que un negro preso por homicidio resulta ser un gurú de la paz y la meditación y Chester, un tipo muy sonriente, muy alegre, supuesto padre soltero y agente de la ley, es en realidad un nefasto que se dedica a extorsionar a los exconvictos. Y eso no es todo, al final resulta ser ya de plano un enfermo sicópata.

Eso sí, en esta película creen firmemente en las transformaciones de un día para otro. El papá de Nick es otro nefasto que no hace más que estar sentado frente a la tele tomando cerveza y su hijo no le importa un comino. Cuando Nick sale de prisión y regresa a casa ni lo voltea a ver. Pero un día dice: Hijo, me he dado cuenta que he sido un pésimo padre y voy a cambiar. Y desde ese momento se vuelve un amor.

Y Chester es tan malo pero tan malo que le sirve rebanadas gigantes de paste a la novia de Nick que está en terapia por desórdenes alimenticios.

Claro, la culpa nunca es de uno sino del cantinero. Pero cualquier día de estos dejaremos de tenerle miedo al éxito y ¡pum! cambiaremos de inmediato. Y si no, en la cárcel podemos encontrar algún alma caritativo que nos encamine, si hasta a algunas cárceles les dicen reformatorios, por algo será.

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