miércoles, 18 de marzo de 2020

El inquilino en la cabeza


En "El Inquilino" o "El Quimérico Inquilino" se trata, de modo bastante explícito según yo, el tema de la identidad personal y los problemas que provoca una identidad inestable. Trelkovsky, el personaje principal, se pregunta en una escena que parte de su cuerpo es él o qué derecho tiene la cabeza de hacerse llamar él. También le dicen que por ser extranjero las autoridades creerán cualquier cosa de la que se le acuse. Una mujer altanera le dice que conoce muy bien a la gentuza como él. 

Y Trelkovsky acaba por no saber quién es él, de hecho acaba por no ser él. ¿Es él o ella para empezar? Una cosa interesante son los pequeños detalles que le resultan insoportables. Antes de enloquecer dice que las relaciones entre vecinos suelen ser complicadas y pequeñas cosas se vuelven grandes problemas. Y a él más adelante le resultará insoportable que le den o le quieran dar otra marca de cigarros, como si eso pusiera en riesgo su identidad, o si siempre le quieren servir chocolate. Como si así lo fueran a convertir en otro u otra. 

Sospecha de todos. 

Y cómo no si hasta unos ladrones entran al departamento al que se acaba de mudar y se roban sus cosas pero no las de la mujer que vivía ahí antes. El departamento, como los lugares y espacios en los sueños funciona como imagen de algo interno. En este caso llega a vivir una vida ajena. Donde ni siquiera puede hablar o hacer ruido: Ser él. 

Y sí, la gente se emputa por pequeños detalles cuando estos delatan que no la vemos como ellos se ven, el conflicto interno se traslada a los demás.




martes, 10 de marzo de 2020

El Dios con bocinas Marshall y el pueblo de corderos



Más que la locura, el amor, el pecado o el sexo, lo que separa a Bess McNeil de la comunidad religiosa donde vive es que ella "escucha" a Dios y todos los demás lo leen. Lo de que está loca me parece más bien un recurso narrativo porque para estar loca Bess es sumamente congruente. La diferencia entre leer y escuchar en cambio es tajante: Los viejos patriarcas de la comunidad no le ponen siquiera campanas a su iglesia pues dicen que no las necesitan y Bess tras la muerte se convierte en tañír de campanas. Los patriarcas la retan a decir que cosa buena trae la gente de fuera y Bess, a quien le gusta bailar, contesta que la música. Y se mete a la iglesia de la palabra escrita de Dios vestida de puta a decir que no se pueden amar las palabras pero que se puede amar a un hombre. Sin embargo ella hace todo lo que le dice ese hombre porque las palabras de Dios, que escucha en su cabeza, se lo exigen.

Sus problemas empiezan cuando le pide a Dios que le traiga a ese amor que sólo puede escuchar por teléfono, pues está en una plataforma petrolera.

Cree escuchar a Dios, un Dios que se parece mucho al severo Dios patrircal de su comunidad: Un hombre mayor de voz grave que exige su sacrificio. Sacrificio que al final sirvió para que su amiga Dodo y Jan se conocieran. Los de fuera. Bess estaba a punto de salvarse cuando Dodo le dijo que escuchara a Jan. Las palabras de los de fuera, que ella confunde con las palabras de Dios fueron su perdición.

Las palabras que le llegan por teléfono desde las olas, la muerte que ella va a buscar atravesando las olas del mar. A través de olas, waves, la misma palabra que se usa en inglés para las ondas, que son como olas de sonido.

Las ondas de radio o las ondas del vinyl a través de las cuales podrían llegar canciones como Life on Mars de David Bowie (que viene en la versión original de la película) a ese remoto pueblo escocés a principios de los setentas. El cantante favorito de los desadaptados en ese entonces. Aquí también, como en Christian F la música de Bowie es como un canto de sirenas, música que anuncia la inminente caída en las fauces de un monstruo.

miércoles, 4 de marzo de 2020

Christiane F y los heroes bowiesianos originales


Yo, Christiane F es una película alemana de 1981, basada en la historia real de una chica de 14 años yonqui, que prueba la heroína por primera vez en un concierto de David Bowie. Y Bowie sale en la película en el concierto y además todo el soundtrack es de su etapa berlinesa de los setentas. Justo donde se ubica la historia. Obviamente sale "Heroes".

Al contrario de películas muy ñoñas como Jojo Rabbit o Las Ventajas de Ser Invisible, que también usan "Heroes", Christiane F es súper cruda. Fue un gran escándalo en su momento pues reflejaba la realidad de los adolescentes, casi niños, que se enganchaban con la heroína y descendían como en tobogán a una vida de prostitución afuera de la estación del metro del zoológico de Berlín (La famosa Zoo Station de U2 que siguiendo el camino de Bowie se fueron a Berlín con Brian Eno a hacer un disco). Y a muertes por sobredosis.

La película no ahonda mucho en la vida anterior de Christiane, de su novio o de los demás personajes. Simplemente nos dice que todos ellos fueron masticados por esta especie de planta carnívora que es la heroína. Creo que eso está bien porque las explicaciones salen sobrando un poco. Si Christiane lo hizo por su novio, o si otros lo hacen por pertenecer o porque tienen algún problema en realidad no importa tanto. Nada de eso realmente puede explicar la atracción fatal de la planta carnívora o porque los yonkis son un grupo al que algunos quieran pertenecer o porque se fue Christiane a enamorar de uno de ellos. ¿Cómo empezó todo en primer lugar?

Los narcos aquí no figuran siquiera, son meras sombras, instrumentos al servicio de la heroína que parece atraer a los futuros yonkis como a moscas hacia un foco, aunque ellos ni siquiera lo sepan, como cuando Christiane va por primera vez a escondidas a la discoteca que será su perdición. Como venadito lampareado por las luces de neón donde se esconde el predador que apunta con aguja hipodérmica a sus venas.