lunes, 28 de agosto de 2023

La parroquia mafiosa y sus monaguillos


Sleepers es una versión católica de las películas sobre "el barrio" o "da hood". Y por barrio o hood se entiende la zona urbana donde domina un grupo criminal. En este caso un barrio de Nueva York dominado por un mafioso italiano, King Benny. Y como es un barrio de italianos, irlandeses y latinos también hay un padrecito poderoso. Como era de esperarse en esta apología del delito el mafioso es a toda madre, como decimos en México. O sea, en el fondo es bueno. Y como sucede con todos los padrecitos buenos del cine el padrecito aquí es totalmente diferente a los padrecitos de la vida real.

El barrio es bueno y sabio y su justicia justa a diferencia de la justicia oficial. Le brinda protección a sus hijos gracias a la corrupción se dice al principio, pero no puede evitar que los cuatro amigos acaben en un reformatorio. Y es algo que pasa seguido, tanto así que en el argot del barrio se les dice sleepers a los que han estado en un reformatorio. La protección no es tan buena como para evitar que los del barrio caigan en el reformatorio o en la cárcel. En una escena uno de los chicos le pregunta al padrecito, que también estuvo en el reformatorio si acaso tiene algún amigo que no esté en la cárcel. El papá de uno de ellos dice que con todo el tiempo que él estuvo en la cárcel, no es necesario que ahora su hijo se vaya al reformatorio. También hay mucha violencia intrafamiliar. ¿Tendrán que ver unas cosas con otras?

¿Y que enseña el barrio? A ser fuertes, para que no se los coman vivos, según esto. Paradójicamente la última vez que alguien les dice a los monaguillos que sólo estaba tratando de hacerlos fuertes, se trata de uno de los guardias del reclusorio que los violaba , golpeaba, torturaba y demás. Otro de esos guardias se volvió catequista. Eso suena coherente. ¿Y qué es lo peor que les hacen en el reclusorio? No sabemos, sólo se nos dice que fue en su última noche ahí y que los obligaron a rezar mientras les hacían cosas y se burlaban de sus rosarios y estampitas religiosas. Eso sí ya fue el colmo. 

Ellos pensaron en hacerse sacerdotes de chicos y ¿que es lo que más les llamaba la atención? Escuchar confesiones. Una vez dos de ellos se metieron al confesionario y una mujer les confesó que se acostaba con casados, ellos creían que ella pensaba que estaba hablando con un sacerdote pero al final les dice: Muchachos, gracias por escucharme. Engañadores engañados, como deben haber tantos en el barrio, que es el gran mercado de los chismes, chismelandia, la meca del chisme y de los timos y fraudes como se dice en la película. En fin, que dejar que otros los hagan fuertes y oír chismes puede ser engañoso. Y lo que sirve para hacer el bien es lo mismo que para hacer el mal, como da a entender King Benny cuando dice que el Padre hubiera sido muy buen sicario pero se fue con el otro bando. Eso sí, uno de los monaguillos se vuelve fiscal pero decide irse a vivir al campo y dejar toda esa mierda atrás. Porque el que la verdad del barrio sea engañosa no quiere decir que la del sistema de justicia sea mejor.  

jueves, 24 de agosto de 2023

Algo dulce y podrido para las narices del pequeño sabueso moral que todos llevamos dentro


Detrás de la fachada hay algo sucio, Miss Violence nos invita a oler como perros policías por el departamento donde vive esta familia, o como los trabajadores sociales que se ven tan pulcros husmeando por pistas.  Pronto descubriremos que más que familia es una especie de culto con un patriarca, y como suele suceder, detrás de la educación rígida al extremo y del aparente puritanismo se esconden turbios secretos. Para cerrar con broche de oro al final nos pedirán cerrar la puerta. Porque ya ha estado bueno de ensuciar nuestras narices.  

miércoles, 23 de agosto de 2023

La tomatina del odio


Tenemos que hablar de Kevin, nos presenta al hijo o hija más malo desde que Regan fue poseída por el demonio Pazuzu en El Exorcista, es tan pero tan malo que por momentos se vuelve caricaturesco, sobre todo de bebé, es más manipulador que el bebé jefazo y nunca pierde su mirada de odio. La película es un drama pero también puede entrar al género del horror. Es un festín de color rojo y de tomates, mermelada de fresa y sangre derramados pero sobre todo de odiemos al mal hijo y amemos a su abnegada madre que nadaba en un mar de felicidad ejemplificado al principio con ella en medio de la famosa fiesta de la tomatina en España. El cruel destino se prefigura sin embargo cuando a ella la levantan en pose de crucificada y el crucificador será su primer hijo. Al final ella es tan buena que no deja de amarlo al grado de que arregla su propio cuarto como el de Kevin que ahora está en la cárcel y cuando lo visita vemos que él ya cambió y ¿que era lo que necesitaba?: Unas buenas patadas en la cabeza: Ahora está lleno de cicatrices y parece arrepentido.

Todos los hombres aquí son malos, faltaba más, y la película está entrecortada para ganar premios en festivales aunque por momentos no se entienda lo que pasa. Como cuando la madre destapa una tubería con un líquido y corte a: La hija menor perdió un ojo por exponerse al líquido por culpa de Kevin (¡¿?!  ¿cuándo? ¿cómo?) Pero como la edición es de "Arme usted el rompecabezas" y sale Tilda Swinton además de Jonny Greenwood de Radiohead en los créditos, sin importar que las canciones del soundtrack estén bastante malitas y no aporten nada, se supone que esta película es una fina salsa artística, cuando en realidad es sólo una mala catsup.

domingo, 20 de agosto de 2023

Civiles del mal


 



Esta película originalmente llamada "El pequeño cuarto trasero" en Reino Unido y Hour of Glory en Estados Unidos (Y en Argentina  "Su Peor Enemigo") es un clásico británico en donde los civiles son los villanos. Así como en la típica película antibélica los generales suelen ser los villanos en esta que no es antibélica, de hecho es de poco después del fin de la segunda guerra mundial y se le nota cierto odio a los alemanes, los malos son los civiles. Los enemigos sólo dan como el escenario bélico. ¿Pero pues que hacen los civiles? Están relegados al pequeño cuarto trasero, al que se refiere el nombre de la película y ahí lídereados por un científico se dedican a grillar, al engaño, la vanidad, la insidia y la corrupción etcétera etcétera. Uno de ellos no deja de hablar por teléfono con su novia, mientras otro parece preocupado sólo por la alfombra de la oficina y les quieren endilgar a los militares, por algún oscuro motivo, un cañón que los militares dicen no les sirve de nada.

Ah y claro, los de ese pequeño cuarto no están solos, participan en su maldad políticos importantes incluyendo a un ministro. Nuestro héroe, Sammy, trabaja en esa oficina y es un experto entre otras cosas en bombas, y claro, no participa de la maldad civil. Su novia tampoco es mala y también trabaja en esa oficina, pero un día le exige a Sammy que les plante cara ante sus intrigas. Como Sammy no lo hace lo deja. Y Sammy, que de por si tiene problemas con la bebida porque perdió una pierna y su prótesis le duele y lo único que le quita el dolor es el whisky, pues las pastillas le caen mal, se pone hasta atrás y apenas puede responder cuando lo llaman para desactivar una bomba.

Pero desactiva la bomba heroicamente y al mismo tiempo los militares toman el control de las cosas, ponen su propia oficina de investigación e invitan a Sammy, al que le ofrecen darle un grado militar. Así ya como militar su novia lo recibe de nuevo, con una botella de su whisky favorito.

Así, el volverse militar resulta ser una especie de graduación, o iniciación en la "verdadera masculinidad" para Sammy, y no es el único punto en que se pone a los militares como hombres de verdad frente a los civiles. De hecho otro civil experto en bombas de la oficina es una especie de nerd tímido nervioso cuya esposa lo engaña con otros. Y por ahí aparece una palabreja, "boffin", que al parecer es como una versión antigua e inglesa de nerd. Curiosamente la película está basada en la novela, del mismo nombre, de un tal Nigel Balchin que trabajó en la guerra como investigador al servicio de los militares. Y en alguna parte leí que era experto en... computación. Debió ser un experto muy precoz de la computación.



 


domingo, 13 de agosto de 2023

Plato de arroz mata espada

                          
  

                   


                                                        


El final de la clásica "Los siete samurais" es muy extraño. Para quienes no lo sepan esta película del 54 se trata de un pueblo de campesinos que contrata a siete samurais para que los defiendan de unos bandidos. Al final vencen a los bandidos. Pero todo acaba en que los tres samurais que terminan vivos ven las tumbas de los cuatro que murieron y Kanbei, el jefe de los samurais, el más viejo, dice que perdieron, que los que ganaron fueron los campesinos. El colmo es que Shino, la chica de la que se había enamorado uno de los samurais pasa junto a él sin hacerle caso.

Hay un cambio en el carácter de los campesinos y de los que empuñan la espada a lo largo de la historia. Al principio se supone que los campesinos son tan pobres que morirán de hambre si los vuelven a robar. Para poder ofrecerles arroz de comer a los samurais ellos deben de comer mijo, que quien sabe que sea pero se le pinta como comida de miserables. A los bandidos parece que les va mucho mejor pues escogen que pueblo saquear y pueden esperar a la cosecha antes de atacar.

Aunque desde un principio los campesinos salen en busca de samurais hambrientos que acepten defenderlos a cambio de comida, hay muchos diálogos donde se dice, o ellos mismos dicen, que no hay nada peor que ser un campesino. Inclusive hay una escena donde a uno de ellos le roban el arroz y se pone a llorar. ¿Cómo se llega entonces a ese final en donde un samurai dice que ellos perdieron y ganaron los campesinos y una chica campesina rechaza al joven y apuesto samurai enamorado?

Kikuchiyo, un campesino que se hace pasar por samurai, nos da una pista cuando descubre que los del pueblo esconden armas y armaduras que les han quitado a samurais derrotados, lo cual es un crimen según los samurais. Y también esconden a sus hijas y a las chicas guapas del pueblo. Kikuchiyo dice que los campesinos son avariciosos y mañosos, que siempre tienen muchas cosas escondidas. Y más adelante se ve que sí , los aldeamos escondían buena comida y sake. ¿Pero entonces porqué tanto llorar y decir que se iban a morir de hambre? Kikuchiyo dice que los campesinos viven preocupados, que se despiertan y se van a dormir preocupados. Puede ser eso.

También Kikuchiyo pone en la misma canasta a los samurais y a los bandidos cuando dice que ustedes (samurais y bandidos) tienen la culpa de que los aldeanos sean así de avariciosos y tramposos. Y más adelante se ve que los bandidos tampoco la pasan bien, que de hecho atacan porque están muy hambrientos, uno de ellos dice que más que los campesinos.

Y así se llega a ese final extraño, pero que recuerda otra historia, una donde un tipo pierde todo por un plato de comida. La famosa historia del "plato de lentejas" de la biblia. Esa donde el patriarca Isaac          ( hijo de Abraham) tuvo dos hijos, Esaú y Jacob. Esaú era un gran cazador que conseguía comida para toda la familia, era el favorito de su padre y como primogénito heredaría todo lo de Isaac. En cambio a Jacob se lo pone como un flojo que no salía siquiera de la casa. Pero un día Esaú regresó muy cansado de cazar y le vendió su primogenitura a Jacob por un plato de comida.

Considerando que los Siete Samurais se hizo menos de una década después de que Japón perdió la segunda guerra mundial resulta sintomático ese final en donde se dice que los mansos pero trabajadores acaban mejor que los bravos guerreros. Y  donde al más hábil de los samurais, al maestro de la espada Kyuzu, lo matan de un balazo.