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domingo, 20 de agosto de 2023

Civiles del mal


 



Esta película originalmente llamada "El pequeño cuarto trasero" en Reino Unido y Hour of Glory en Estados Unidos (Y en Argentina  "Su Peor Enemigo") es un clásico británico en donde los civiles son los villanos. Así como en la típica película antibélica los generales suelen ser los villanos en esta que no es antibélica, de hecho es de poco después del fin de la segunda guerra mundial y se le nota cierto odio a los alemanes, los malos son los civiles. Los enemigos sólo dan como el escenario bélico. ¿Pero pues que hacen los civiles? Están relegados al pequeño cuarto trasero, al que se refiere el nombre de la película y ahí lídereados por un científico se dedican a grillar, al engaño, la vanidad, la insidia y la corrupción etcétera etcétera. Uno de ellos no deja de hablar por teléfono con su novia, mientras otro parece preocupado sólo por la alfombra de la oficina y les quieren endilgar a los militares, por algún oscuro motivo, un cañón que los militares dicen no les sirve de nada.

Ah y claro, los de ese pequeño cuarto no están solos, participan en su maldad políticos importantes incluyendo a un ministro. Nuestro héroe, Sammy, trabaja en esa oficina y es un experto entre otras cosas en bombas, y claro, no participa de la maldad civil. Su novia tampoco es mala y también trabaja en esa oficina, pero un día le exige a Sammy que les plante cara ante sus intrigas. Como Sammy no lo hace lo deja. Y Sammy, que de por si tiene problemas con la bebida porque perdió una pierna y su prótesis le duele y lo único que le quita el dolor es el whisky, pues las pastillas le caen mal, se pone hasta atrás y apenas puede responder cuando lo llaman para desactivar una bomba.

Pero desactiva la bomba heroicamente y al mismo tiempo los militares toman el control de las cosas, ponen su propia oficina de investigación e invitan a Sammy, al que le ofrecen darle un grado militar. Así ya como militar su novia lo recibe de nuevo, con una botella de su whisky favorito.

Así, el volverse militar resulta ser una especie de graduación, o iniciación en la "verdadera masculinidad" para Sammy, y no es el único punto en que se pone a los militares como hombres de verdad frente a los civiles. De hecho otro civil experto en bombas de la oficina es una especie de nerd tímido nervioso cuya esposa lo engaña con otros. Y por ahí aparece una palabreja, "boffin", que al parecer es como una versión antigua e inglesa de nerd. Curiosamente la película está basada en la novela, del mismo nombre, de un tal Nigel Balchin que trabajó en la guerra como investigador al servicio de los militares. Y en alguna parte leí que era experto en... computación. Debió ser un experto muy precoz de la computación.



 


domingo, 13 de agosto de 2023

Plato de arroz mata espada

                          
  

                   


                                                        


El final de la clásica "Los siete samurais" es muy extraño. Para quienes no lo sepan esta película del 54 se trata de un pueblo de campesinos que contrata a siete samurais para que los defiendan de unos bandidos. Al final vencen a los bandidos. Pero todo acaba en que los tres samurais que terminan vivos ven las tumbas de los cuatro que murieron y Kanbei, el jefe de los samurais, el más viejo, dice que perdieron, que los que ganaron fueron los campesinos. El colmo es que Shino, la chica de la que se había enamorado uno de los samurais pasa junto a él sin hacerle caso.

Hay un cambio en el carácter de los campesinos y de los que empuñan la espada a lo largo de la historia. Al principio se supone que los campesinos son tan pobres que morirán de hambre si los vuelven a robar. Para poder ofrecerles arroz a los samurais ellos deben comer mijo, que quien sabe que sea pero se le pinta como comida de miserables. A los bandidos parece que les va mucho mejor pues escogen que pueblo saquear y pueden esperar a la cosecha antes de atacar.

Aunque desde un principio los campesinos salen en busca de samurais hambrientos que acepten defenderlos a cambio de comida, hay muchos diálogos donde se dice, o ellos mismos dicen, que no hay nada peor que ser un campesino. Inclusive hay una escena donde a uno de ellos le roban el arroz y se pone a llorar. ¿Cómo se llega entonces a ese final en donde un samurai dice que ellos perdieron y ganaron los campesinos y una chica campesina rechaza al joven y apuesto samurai enamorado?

Kikuchiyo, un campesino que se hace pasar por samurai, nos da una pista cuando descubre que los del pueblo esconden armas y armaduras que les han quitado a samurais derrotados, lo cual es un crimen según los samurais. Y también esconden a sus hijas y a las chicas guapas del pueblo. Kikuchiyo dice que los campesinos son avariciosos y mañosos, que siempre tienen muchas cosas escondidas. Y más adelante se ve que sí , los aldeamos escondían buena comida y sake. ¿Pero entonces porqué tanto llorar y decir que se iban a morir de hambre? Kikuchiyo dice que los campesinos viven preocupados, que se despiertan y se van a dormir preocupados. Puede ser eso.

También Kikuchiyo pone en la misma canasta a los samurais y a los bandidos cuando dice que ustedes (samurais y bandidos) tienen la culpa de que los aldeanos sean así de avariciosos y tramposos. Y más adelante se ve que los bandidos tampoco la pasan bien, que de hecho atacan porque están muy hambrientos, uno de ellos dice que más que los campesinos.

Y así se llega a ese final extraño, pero que recuerda otra historia, una donde un tipo pierde todo por un plato de comida. La famosa historia del "plato de lentejas" de la biblia. Esa donde el patriarca Isaac tuvo dos hijos, Esaú y Jacob. Esaú era un gran cazador que conseguía comida para toda la familia, era el favorito de su padre y como primogénito heredaría todo lo de Isaac. En cambio a Jacob se lo pone como un flojo que no salía siquiera de la casa. Pero un día Esaú regresó muy cansado de cazar y le vendió su primogenitura a Jacob por un plato de comida.

Considerando que los Siete Samurais se hizo menos de una década después de que Japón perdió la segunda guerra mundial resulta sintomático ese final en donde se dice que los mansos pero trabajadores acaban mejor que los bravos guerreros. Y  donde al más hábil de los samurais, al maestro de la espada Kyuzu, lo matan de un balazo.





jueves, 12 de enero de 2023

La ingenuidad civil


La situación que plantea La Civil, desafortunadamente, es mejor que la realidad en las zonas controladas por el narco en México. Las mujeres que buscan gente desaparecida, como los colectivos de madres buscadoras, pasan años buscando, pueden ser muchos años sin encontrar nada. Los servicios forenses tienen miles y miles de pruebas por hacer y no entregan resultados en dos o cuatro meses como en la película. Y la cárcel no es el final del poder del crimen, siguen operando desde las cárceles. Inclusive ha habido casos en que las usan como cuarteles de donde entran y salen sin ningún problema. Pero se trata de una obra de ficción, no de un documental.

De hecho la película la dirige una directora Belga. Pero si quiero señalar una cosa, que es como la idea que muchos en México tienen de los militares. Se imaginan que podrían o deberían ser como en esta película: una fuerza a la que cualquier ciudadano podría decirle cuales son los malos y así, sin más trámite, que ellos se encarguen. Por el sólo hecho de que una buena persona se los diga.  Y eso no puede ser porque ellos no tienen como saber si les están diciendo la verdad o si les están mintiendo. No pueden matar gente sólo porque alguien que dice que es bueno se los pide. Cualquier narco o persona que quisiera deshacerse de otro los podría manipular. Parece algo tan simple, pero no se entiende.