miércoles, 3 de abril de 2024

El lipsinger de peluche y su perro malo

Amor y Matemáticas (México 2022) presenta una historia que falla por dos razones: Por el final, pues se trata de una historia de amor entre dos personas casadas, y al final él le propone irse juntos, pero no se van a ningún lado y, aunque en la vida real pueda ser una buena decisión no irse con otro u otra y mandar al demonio a la pareja y los hijos, dramáticamente es como matar la historia. Los personajes se quedan igual que como empezaron, es anticlimático, es como si nos fueran a contar algo y al final no hubo historia.

La segunda razón es porque el protagonista era miembro de uno de esos grupos conocidos como boybands y por lo tanto no es creíble que sea un idealista cuyo sueño es cantar.

Porque para empezar, y eso lo dice el mismo personaje "Billy", lo que él hacía eran coros, ni era buen cantante. Y más que nada lo que hacía era fingir que cantaba, el famoso lipsinging.

Y las boybands y ese tipo de pop no es algo que alguien haga por gusto. Son sólo un negocio. Cualquier testimonio de los integrantes de esos grupos dice lo mismo. Son historias de explotación, de las fans y de los miembros de las bandas que son explotados económicamente y hasta sexualmente. Lo mismo pasa con los grupos mexicanos o americanos. O con el grupo locomía en España, hay ejemplos para aventar para arriba.

Una cosa curiosa es que el tema de los perros en esta película se puede ver como una metáfora de esta situación.

El hermano del protagonista quiere que este se meta con él a un negocio de vender perritos de peluche. A lo largo de la película se hace ver esto como una ñoñería, pero que sería el negocio "lógico" al que debería meterse Billy. Que ve a esos perritos con desprecio. Como los cantantes de boybands reales ven a su fandom.

Pero a Billy tampoco le gusta su perro real, que su esposa ama, que es un perro feo y latoso.

Cuando Billy suelta a ese perro para que se pierda, deja ir también la simpatía que uno como espectador pudiera sentir por él.

Paradojicamente, si esos perros de peluche fueran música serían pop. De ese pop que a veces se denomina sintético. Ese que "cantan" las boybands. Música de lo más genérica, derivativa, sin espacio para la individualidad.

Espectáculos hechos para un público ñoño que presentan cantantes/personajes falsos extirpados de cualquier filo o peligro, donde nada debe verse amenazante. Como la escena de sexo entre Billy y su fan. Se supone, porque no se ve nada, que se desnudan de espaldas uno a otro y ella al final acaba cogiendo con brassier.

Hay una timidez en la historia que se nota hasta en cosas como la suspicacia de la esposa de Billy ante nuevos vecinos. O que a todos les vea cara de narcos.

Y en un protagonista que no puede ni lidiar con un pequeño perro de verdad.

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