domingo, 28 de enero de 2024

La Fiesta de las Balas

Así le puso Octavio Paz a la revolución mexicana y no se me ocurre una mejor descripción de ¡Vámonos con Pancho Villa!, la tercer película de la llamada trilogía revolucionaria de Fernando De Fuentes (Aquí está la entrada sobre las dos primeras películas). La película está llena de jolgorio, música y borracheras. Al parecer la música era muy importante en la División del Norte, en una escena le avisan a Villa que van a fusilar a unos músicos que capturaron y el general se opone y pide que los integren a un batallón, le contestan que ya todos tienen orquesta (y si no me equivoco le dicen que algunos hasta más de una) entonces Villa responde "Pues fusílenlos entonces para que me preguntan." Les encanta cantar una canción que dice: "Si me han de matar mañana que me maten de una vez". La actitud ante la muerte de los personajes es extraña: En una escena van a ahorcar a un tipo y este está como si nada. Más adelante en una cantina deciden jugar una especie de ruleta rusa con una pistola, aventándola al aire a ver aquién le toca el balazo, y le da a este mismo personaje que en vez de ver si un doctor lo puede salvar decide darse un tiro. Como que la fiesta de las balas tiene algo de suicidio colectivo, podría ser también "La fiesta de los lemmings", por los animales noruegos que a veces corren en masa a ahogarse.

Por lo menos en esta historia cualquier ideal de justicia queda muy en segundo plano. Lo importante es demostrar que se es bien macho y al igual que en la primer película de la trilogía, El Prisionero 13, no hay nada peor que mostrar temor ante la muerte. ¿Pero demostrarle a quién? En este caso el macho alfa es el General Francisco Villa, que aparece con porte de que vende barbacoa los domingos. Al principio pensé que era una mala actuación o un personaje mal delineado pero más adelante queda claro que se trata hacer una crítica a la violencia y por lo tanto ese Villa que parece tan común y corriente le viene bien a la historia.  

De hecho desde los créditos iniciales el director nos recuerda que al nismo tiempo de la revolución mexicana, en Europa rugía la primera guerra mundial, y advierte que nadie debe pensar que el salvajismo es una cosa mexicana. Y se vió leve porque para empezar todos los combatientes en la película son hombres, en realidad en la revolución pelearon muchos menores, por poner sólo un ejemplo de salvajismo que no suele salir en la historia y las películas.

Los protagonistas son seis tipos que salen de un pueblo para unirse a los villistas con alegría de niños que escapan con el circo. Al final sólo quedan dos que por la diferencia de edad podrían ser padre e hijo y el muchacho, "becerrillo" se enferma de viruela así que a su amigo le ordenan quemarlo, para lo cuál primero lo tiene que matar. Y la puntilla se la da Villa que ni siquiera se le quiere acercar por aquello del contagio como si el chiste fuera ser valiente sólo si están involucrados Colt o Smith & Wesson y frente a las demás muertes y muertos sólo se les corre, que esos no están invitados a la fiesta de las balas.

Lo que recuerda que en la primera guerra mundial se consideraba particularmente malas las muertes por armas químicas, que pues sí, es morir como mosco, y como dice un personaje en esta película él quiere morirse echando balazos. ¿Pero no dejan de ser muertos no? Que se haga esa diferencia hace pensar que no son los hombres los que bailan con cartucheras y los que suben con alegría carnavalesca a los trenes que los llevan al combate sino que son las cartucheras las que bailan con ellos y que la muerte es la verdadera maquinista de los trenes, que por cierto son otros protagonistas importantes de estas películas, tanto así que en el Compadre Mendoza la historia se inventa un ferrocarril en el estado de Guerrero, que estoy casi seguro nunca ha habido. Supongo que sin trenes en la revolución no habría sido posible movilizar a todos los impacientes por morir.

En la última escena el tren se lleva a los villistas a la batalla de Zacatecas  y dejan al único sobreviviente de los seis que salieron del pueblo de San Pablo. Villa le ordena quedarse ahí pero él empieza a caminar de regreso decepcionado.

miércoles, 17 de enero de 2024

El alcohol no tiene la culpa

“El Compadre Mendoza” es una verdadera obra maestra. Aunque fuera solamente por la fotografía es una cosa impresionante, fantástica. Pero es mucho más que fotografía, las actuaciones, especialmente Alfredo del Diestro en el papel de Rosalío Mendoza, un pícaro y alegre hacendado es sensacional cada vez que aparece en pantalla y la dirección de Fernando De Fuentes no parece un trabajo de 1933, su estilo se antoja muy vanguardista para esa época.

Y el guión que incluye personajes y escenas geniales como la mujer sordomuda que es la que se entera de todo primero, o el asistente borrachín del compadre Mendoza.

Además el tema de la película tiene una curiosa relevancia en estos tiempos por la violencia y el ambiente político que tenemos en el país.

Rosalío Mendoza es un hacendado que se hace amigo de un general zapatista, de hecho de un hermano del mismísimo Emiliano. Tan amigo que este general acaba siendo padrino de su hijo.

Pero un chiste que recorre la película es que en su hacienda cambian un cuadro de Emiliano Zapata por uno de Victoriano Huerta o de Venustiano Carranza dependiendo de quién los visite pues Don Rosalío tiene amigos en todos los bandos.

Esas escenas hacen que la hacienda de Rosalío parezca una oficina de gobierno cualquiera, y por eso es tan chistosa, pues como todos sabemos los burócratas y funcionarios suelen poner imágenes del Señor Presidente de la República donde este aparece como prócer máximo de la patria. Y en el momento en que cambia el Presidente cambian el cuadro por el del nuevo líder eterno.

Sin embargo esta mutabilidad no es, obviamente, exclusiva de los burócratas, sucede también entre los ricos como el compadre Mendoza o el empresario de la vida real Ricardo Salinas Pliego, que al principio del actual gobierno se declaraba enemigo de los fifís. Por poner sólo un ejemplo.

De hecho uno de los personajes más famosos de la literatura mexicana, Pedro Páramo nada menos, era también un hacendado que durante la revolución se aliaba con los rebeldes para protegerse. Y claro, esas alianzas también pueden traer buenos negocios.

Y obvio, andar jugando con dos o más cachuchas tiene sus riesgos, al hacendado Mendoza casi lo fusilan y cuelgan. Una situación que en estos tiempos debe darse cada día entre los que lidian con diferentes grupos del crimen organizado.

Un detalle interesante es que supuestamente después de que los zapatistas le ponen dinamita al tren en donde va la cosecha de maíz de Rosalío, este queda en la ruina porque además sus negocios en la Ciudad de  México están quebrados. Apenas en la escena anterior en la que se habla de dichos negocios estos iban viento en popa. Es un cambio brusco y sin explicación. Pero si sus negocios en la ciudad no se hubieran arruinado su traición Don Rosalío sería aún peor, traicionaría al compadre que le salvó la vida por más dinero simplemente y no para evitar la bancarrota. Se le podría así dar una lectura más política al asunto. Quedó al final el tema de la traición más abstracto, más en general y no como un juicio a un hacendado y con él a su grupo social y al gobierno, aunque de todos modos les queda el sanbenito, sobretodo porque el régimen posrevolucionario mató a Zapata a traición.Y también en una hacienda. Pero así la historia se va más por el lado de presentar al tipo que para salvarse traiciona al amigo que le salvó la vida, al que además adoraban su esposa y su hijo. Y para meter a Jung al análisis, esta esposa representaría jungianamente el anima, es decir el alma de Rosalío. 

Curiosamente esta historia funcionaría perfectamente como una precuela de la anterior película de Fernando De Fuentes, El Prisionero 13. En esa película Arturo Del Diestro interpreta a un coronel alcohólico que se lleva pésimamente con su esposa con la que tiene un hijo. Puede uno imaginarse que lo que le ofrecieron al compadre Mendoza fue darle un puesto en el ejército; en tiempos de la Revolución, muchos se volvieron hasta generales sin una carrera militar previa. Y que entonces es la misma persona unos años después. Entonces en esa película ella lo deja y se lleva al hijo. Años después hay un intento de revuelta y los soldados al mando de este coronel toman presos a los rebeldes, cuyo líder es interpretado por Antonio Frausto, el mismo actor que interpreta al general traicionado por su compadre Mendoza. La mamá de uno de estos presos soborna al coronel para que libere a su hijo. Al coronel se le ordena fusilar a los rebeldes y para que no se den cuenta que soltó a uno de ellos pide que agarren a otro para fusilarlo en su lugar. Agarran a su hijo sin que él se de cuenta y la cosa está a punto de terminar en tragedia griega, cuando de repente resulta que todo fue una especie de alucinación o sueño del coronel que en ese momento decide dejar de beber. Lo cuál es totalmente absurdo pues una cosa es ser borracho y otra ser un desalmado que ordena matar a un inocente para ocultar su corrupción. Por otro lado aunque llevado al extremo, como se hace en el género de la tragedia, perder al hijo después de perder a la mujer es lógico. Y funciona perfecta la historia como continuación de El Compadre Mendoza, pues al general rebelde lo querían mucho la esposa y el hijo y a este antes de fusilarlo el líder rebelde interpretado por Frausto lo trata de consolar.

Además no se entiende bien si la historia fue un sueño o alucinación del coronel, esa escena está mal hecha y al parecer lo que pasó fue que los militares se enteraron que El Prisionero 13 los hacía ver mal y le ordenaron al director Fernando De Fuentes que la cambiara, porque él quería que fuera una tragedia estilo Esquilo.

Que por cierto en ese entonces el líder de los militares y del país no era el Presidente sino el "jefe máximo" Plutarco Elías Calles, que alguna vez ordenó fusilar a unos borrachos por no acatar sus reglas draconianas contra el alcohol cuando fue Presidente Municipal de Agua Prieta, Sonora..  

 

jueves, 11 de enero de 2024

La historia bonsái y la gentrificación del holocausto

 Las dos producciones mexicanas que quedaron como finalistas para competir por los óscares; el largometraje de ficción Tótem de la directora Lilia Avilés y el corto de animación Humo de Rita Basultoen el fondo son dos historias muy similares que invitan al público a exclamar: ¡Aaaaay que lindo, aaaaay que tierno!

En el caso de Humo se trata de un niño en el contexto de un campo de exterminio en la Alemania nazi. El niño habla como tarado y sólo piensa en su mamita. Hasta le comparte de sus pocas papas que tiene para comer.

Visualmente es muy bonita, muy bien hechecita y endulza al holocausto no sólo por lo visual sino también por la historia. Dudo muchísimo que en los llamados campos de la muerte los niños pudieran retozar en el pasto con sus mamás.

En el caso de Tótem a una niña se le está muriendo su papá de alguna enfermedad incurable y al final el papá se muere. Esa es toda la historia.

Nos enteramos que se va a morir desde la primer escena y hasta que vemos que ya se murió en la última estamos como espectadores al estilo “mosca en la pared” como invitados invisibles en la casa del abuelo, dónde vive el papá y donde sus hermanas le preparan una fiesta. Llega toda la familia, los amigos y al final se hace la fiesta para el moribundo.

En realidad casi todo lo que vemos no es más que una típica familia en su vida cotidiana. Y decir que se trata de ver la cotidianidad es quedarse corto. Al igual que el personaje del abuelo que aparece podando un árbol bonsái a la directora de esta película parecen encantarle las cosas más pequeñas. Y banales. Las hormigas en la pared, los caracoles en el jardín, que si la niña se tarda mucho cagando, que si la copa menstrual.

Sí, las actuaciones son excelentes, de la niña protagonista para empezar, y al igual que en el caso del cortometraje se nota una producción muy cuidada que da una sensación de gran realismo a la familia y a la película. Uno se queda con la sensación de que sí, esa parece una típica familia mexicana de clase media, y le reconozco su dosis de humor e ingenio.

Pero prefiero las películas que cuentan una gran historia. Denme crimen o pornografía o acción o aventura o misterio, siquiera personajes que no sean comunes o corrientes, alguna situación que salga de lo ordinario. Porque para ver la vida cotidiana de alguna familia preferiría quedarme en mi casa o ir a la de algún familiar.

Las películas de ¡Aaaaay que lindo, aaaaaay que tierno! Me dan mucha ¡Aaaay que güeva!

lunes, 1 de enero de 2024

Alicia en el país de las maravillas digitales


Todo, todo el tiempo en todas partes: Casi como un nuevo teléfono ya no móvil sino subcutáneo. El nuevo modelo se inyectará (sin dolor), y se activa realizando actos que para cualquier observador son absurdos pero que son dictados por las computadoras del "alfaverso", el universo superior. Así que flojitos y cooperando que esto está inclusive por arriba de ChatGTP.

Y lo que sucede cuando se activa la app trascendental, o trascendente, de este sistema de nueva generación es como lo que dicen que sucede cuando uno se muere: Se ve toda la vida de uno pasar en un instante. Y después de eso las posibilidades se vuelven infinitas. Claro, gracias a los sistemas del alfaverso pero también al poder de la mente ¿si no qué iban a decir los gurús de la autoayuda?

Hay sin embargo inconvenientes como las distracciones constantes de estar en el alfaverso o estarse conectando y desconectando con "la mejor versión de uno mismo" o estar en quien sabe que otro universo multitaskeando además con una relación o alguna otra cosa presencial.

Pero no hay de que preocuparse porque llegará una supervillana a darle sentido a la existencia.

¿Y para qué todo esto? ¿Tantos universos, posibilidades, una dona de chocolate maléfica, alta tecnología y demás? ¿De dónde viene y a dónde va este enfrentamiento entre el bien absoluto y el mal absoluto? ¿A dónde la lucha por salvar a todos los universos?

Inclusive se toca el tema que el bien es el límite y el mal lo ilimitado, que es parte de la filosofía de Baruch Spinoza* (Y quizá de otros) pues en esta película, Evelyn, la madre, descubre que todo es posible sólo para enterarse que su hija por ese mismo hecho de que todo le es posible se volvió una supervillana sin moral.

Dejando a un lado el tema de límites y moral tan fuera de lugar aquí, lo que sí es más fácil de deducir es un tema más de "economía" por decirlo de algún modo.

Que tanta riqueza de universos y posibilidades hace que un universo o un millón de ellos no valgan nada y que todo de igual. Eso sí se ve en la película que llega a un punto en que se estanca en un diálogo deprimente. Como en un caso de maniacodepresión o bipolaridad o de euforia por drogas y depresión post bajón.

Hay además otros temas mezclados en esta maloliente sopa de todo:

El tema del mesías o la mesías, la persona que se espera que llegue y arregle todo.

La nostalgia como esperanza de que todo vuelva a ser como antes.

El efecto mariposa: La idea de que un pequeñísimo cambio casi imperceptible, el aleteo de una mariposa, se llegue a convertir en un huracán y lo cambie todo.

El giro copernicano: Entre tantas cosas con que se intenta rellenar, fallidamente, las más de dos horas de la película está lo de que cuando se creía que la tierra era el centro del universo y el humano era el amo de la tierra y por lo tanto del universo las cosas tenían sentido pero desde que se vio que la tierra es la que gira alrededor del sol (El giro copernicano) todo pierde sentido y empeora con cada nuevo descubrimiento.

¿Y en qué acaba todo esto? ¿Cuál es la respuesta?

Pues llorar.

Al final todo acaba en un sentimentalismo de lo más barato y empalagoso posible.

Resulta que todo fue para que corran ríos de lágrimas como en una telenovela venezolana. De las cursis, y que la madre y el abuelo acepten a la hija/nieta lesbiana.

Que siempre fue lo único importante aquí. Y que los universos infinitos chinguen a su madre.

Ah, y también que se abracen la mamá y el papá, llorando claro, pero eso ni chiste tiene pues desde el principio se ve que el marido es sólo un perrito chihuahueño faldero. Pero sin carácter. Y mandilón.

*Etica demostrada según el método geométrico