jueves, 21 de marzo de 2013

No cliché left behind


Si algo no se propusieron los creadores de Indiferencia fue dejar indiferente al público. No, ellos querían deprimirlo y para ello usaron todo lo que había en su arsenal de lugares comunes. Para empezar todo sucede en una escuela. O sea van cinco películas seguidas que veo que presentan a escuelas y universidades como lugares deprimentes ( 1, 2, 3, 4) y no es que las esté buscando. Sin embargo esta es la que se lleva el premio. Es tan obvio que Indiferencia hace todo lo posible para hacer una película deprimente, venga o no al caso, que acaba siendo un poco ridículo. De hecho he llegado a la conclusión de que las historias lacrimógenas de maestros deben ser el equivalente gringo a las historias asiáticas de hermanos y de las sufridas madres y heroínas de las telenovelas mexicanas.

Para empezar la película tiene unos testimonios a cámara de maestr@s. Una por ejemplo dice que como hija de una maestra juró que nunca nunca daría clases y lleva 30 años haciéndolo. Abrir con testimoniales es como decirle al espectador que lo que va a ver es la dura realidad y mi me molesta esa pretensión en una obra tan abiertamente melodramática. En este caso darle un barniz de "realidad" al asunto es sólo un recurso más para redondear el efecto depresivo.

Indiferencia presenta a los maestros como seres caídos, al grado de que se preguntan ¿Y a ti qué te pasó, cómo acabaste de maestro? Aunque al mismo tiempo son unos héroes solitarios que tratan de ayudar a los jóvenes. El estelar es el personaje de Adrien Brody, el maestro de inglés suplente (todo un cliché los maestros de inglés) Henry Barthes. Lo que le pasó a Barthes fue que su padre lo abandonó muy chico, y luego su abuelo abusó de su madre y esta se suicidó. Ahora además cuida de este abuelo a quien ama a pesar de todo. Este está en un asilo donde lo tratan muy mal y luego se muere. Barthes está de suplente en una escuela en la que a la directora le acaban de decir que es su último año, contra su voluntad claro. Ella alguna vez fue una gran maestra pero ya no. Es que aquí todo debe ser decadente. Al igual que el resto de los maestros de ahí, la vida familiar de la directora es insufrible y convoca a una junta para avisar de su salida tirada en el piso. En esta escuela se aplica (pero seguro no funciona) el programa No Child Left Behind, y la película aplica esa política con los clichés así que el maestro Barthes rescata a una prostituta adolescente de la calle, que, claro está, no para de ofrecérsele pero él la rechaza. Ella acaba amándolo pero él debe separarse provocando torrentes de lágrimas. También hay una alumna lista pero gorda a la que los otros alumnos molestan, y su padre no la comprende y desprecia sus inclinaciones artísticas. Ella admira al profe Barthes y le pide ayuda y entonces están abrazados llorando cuando entra una maestra y los ve y piensa que él se está aprovechando de ella. La alumna después se suicida, Barthes llora otra vez. Barthes como indica el lugar común indie también aparece en segmentos de una especie de entrevista en los que habla frente a la cámara. Lentamente obvio, y dice que él no es lo que los alumnos necesitan, y que todo está jodido. Vemos que antes los padres iban a las juntas de la escuela pero ya no. Y también que los maestros se sienten invisibles. Excepto cuando los alumnos son super agresivos con ellos. Hasta les escupen. Y los padres también son agresivos. Los maestros aguantan vara, gracias a la indiferencia, a la distancia. De ahí el título de la película supongo. Pero otras veces explotan. Pero porque no soportan ver que los alumnos destrocen sus propias vidas claro está. Y no podía faltar el videoclip con canción indie de guitarrita lacónica en que Barthes y la prostituta adolescente pasan un buen rato disfrutando de los placeres sencillos de la vida, o sea comiendo helado. Las reglas del indie son muy estrictas por lo visto, y el videoclip no puede faltar. Al final se compara la escuela con la casa de Usher del cuento de Poe, una casa que se está derrumbando y que puede deprimir a cualquiera con tan sólo verla de lejos. Ah y Barthes también es "poeta" y hay dibujitos estilo gis en pizarrón, para darle toque más "artístico" a todo.

En fin, no se pierda esta película si le gusta ver historias con personajes con vidas tan deprimentes que hacen que casi cualquier otra en comparación parezca muy feliz.


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