jueves, 4 de diciembre de 2025

La dama y el chacal


Una relación perversa, la decimonovena película de la célebre directora de cine erótico Catherine Breillat (Directora de clásicos como Una chica de verdad. Y cuya más reciente película es Culpa y deseo.) es un caso excepcional en su carrera pues no es una cinta erótica. A menos de que los cheques sin fondo exciten a alguien. Es una historia autobiográfica y se puede decdir que tiene que ver con sexo. Pero con una cosa extraña del sexo.

Digamos que con la atracción de las mujeres por los chicos malos. Pero los malos que las tratan mal. Y en este caso además, sin sexo de por medio. Al menos no físicamente.

La historia empieza con una directora de cine que sufre un derrame cerebral. Y supuestamente todo esto le pasó a Breillart aunque a los personajes les cambió de nombre y entonces esta directora se llama Maud Shainberg.

Se supone que tarda bastante para medio recuperarse. Aunque la mitad de su cuerpo queda muerto según dice ella.

Entonces un día ve en la tele una entrevista con un famoso estafador. Un tipo que se ha robado más de cien millones de euros y que estuvo preso doce años.

Maud queda flechada. Es amor a primera vista por este sujeto al que sólo le falta la cicatriz en la cara para ser el estereotipo del delincuente y que según ella tiene mirada de perro apaleado. En todo caso será de chacal apaleado. Maud ordena a su equipo contactarlo pues quiere que actúe en su próxima película. Le dicen que ni siquiera es actor, otro le ruega que se aleje de él pues parece un asesino.

Pero ella dice que le encanta que sea un hombre primitivo.

A partir de entonces digamos que la historia es pornografía XXX del abuso autoinflingido.

Vilko, que es el nombre del artista de la estafa, le empieza a sacar dinero a Maud, que se la pasa escribiéndole cheques, que llegan a ser de cientos de miles de euros.

Y ni siquiera se ve que se besen o que cojan o algo físico, quizá por la hemiplejía de Maud. Vilko la trata bien y le endulza el oído a veces, otras no. El es casado y tiene un hijo durante el transcurso de la historia. A Maud la lleva a su casa con su familia como si fuera una amiga. Al final se muda con Maud pero duermen en camas separadas.

Y le exprime todo el dinero. A una mujer que ha triunfado en el difícil negocio del cine, tanto como para juntar algún capital. En una escena ella paga un millón y medio de euros en un sólo día a los que están remodelando su casa. Pero no puede con Vilko, que la despluma al grado de que ya cerca del final ella le dice que no tiene dinero para comer al día siguiente.

En la última escena cuando Maud reúne a su familia para pedirles dinero, uno de los familiares le dice "Pues ha de haber sido muy persuasivo al pedir". Y ella contesta "No, sólo me pedía y ya".

En fin, otro caso para Mujer, casos de la vida irreal.

Y eso que para entonces la Breillat ya era abuela. Y nunca hace la película con este tipo.

Definitivamente los chacales saben algo que los demás ignoramos. Casos así le dan la razón al personaje de Dostoyevski que dice que no deseamos lo que creemos que deseamos ni rechazamos lo que creemos rechazar. O a Bataille que decía que nuestro problema es el exceso y no la escasez. 

O quizá sólo nos falta barrio.

 

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