Al principio Horse Girl (Dir Jeff Baena guión Jeff Baena, Alison Brie 2020) parece que va a ser una aburrida rom com sobre la chica aburrida y solterona que encuentra al príncipe azul. Pero no. Lo que le sucede a la chica es que se vuelve loca y acaba ascendiendo a la madre nodriza.
No sólo a los geniecillos del silicon valley se les vuela la olla con conspiraciones que involucran alta tecnología. Es algo común. Le pasa a los adictos al fentanilo. Le puede suceder a cualquiera. De hecho en una escena muy al principio de Horse Girl, Sarah, la protagonista, sale a la calle y el primer tipo que pasa va diciendo incoherencias sobre los aliens y las conspiraciones y demás.
Y a muchos les ha pasado como al tipo que sale en una cita con Sarah, que hasta entonces parecía una mujer normal, y de repente empieza a contarle que ella es una clonación que los extraterrestres hicieron de su abuela y por lo tanto, ella y su abuela son la misma persona.
En Bugonia, Teddy y su primo Don, para purificarse y poder enfrentarse a los extraterrestres hacen entre otras cosas, ayuno de pantallas. Y quizá eso es lo que debía haber hecho Sarah, la chica-caballo pues a ella lo que le come el coco es la serie Purgatory. Y como no va a ser así, si seguramente esa serie la transmite el satélite sátiro, Dios de la tecnología. Ella lo sabe pues se mete a la matrix, el espacio en blanco en el cruce de realidades descubierto por los Wachowskis y así puede ver lo que el resto de los mortales no.
¿Porqué se está volviendo loco todo el mundo? ¿Es por estar encerrados en las pantallas todo el tiempo? Ese parece ser el mensaje de Horse Girl. Lo de Sarah podría ser hereditario; su abuela enloqueció, su mamá sufría depresión (otro desorden mental) y se suicidó. Su hermana está internada en una clínica. Pero la cosa empezó con la abuela, que decía que venía del futuro. Ese futuro tiene la culpa, ese en donde las interminables pantallas, como trip de ácido sin fin, nos amarran al satélite sátiro.
Hasta los extraterrestres sirven a este maléfico satélite que les ha dado el conocimiento tecnológico según explica Sarah. Y a su vez los aliens son los verdaderos introductores de la tecnología en la tierra.
Singularidad, satélite sátiro de las pantallas de plasma, marcianos que bailen el ricachá: ya llévenos o déjenos en paz. No nos deformen más. Ni nos clonen tampoco. Que muchos andan ya como perros buscando los monitos atrás de la tele. Llévenos con su líder o tiraremos las antenas del güifi y cubriremos nuestras cabezas y las de nuestras mascotas con gruesas capas de papel aluminio. O peor aún, con tejidos de estambre de colores protectores como lo hace Sarah. Están advertidos.

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