domingo, 16 de marzo de 2025

El Papa jarocho

En Cónclave la historia imagina que la política en la iglesia católica es más o menos como la política americana. "Me siento en una convención política americana" dice un cardenal de hecho. Hay un candidato conservador al papado, el cardenal Tedesco, al que sólo le falta una cachucha roja que diga "Make The Vatican Great Again".

Y están los liberales, uno de ellos, el cardenal Lawrence, inclusive da un discurso en contra de la certidumbre que dice, es el peor enemigo de la tolerancia. Esto a pesar de que empieza su discurso diciendo "En estos tiempos de incertidumbre". Y no se refiere a que sean buenos tiempos.

Dudo mucho que alguien de la iglesia católica pudiera decir algo así. Realmente están en contra de la incertidumbre y a favor de sus supuestas certidumbres. Ese mismo personaje también dice haber perdido la fe en la oración. Y nos enteramos que el Papa, con cuya muerte empieza la película había dicho que ya no creía en la iglesia. Esas confidencias tampoco son nada creíbles. En general la historia es como el sueño de opio de un católico liberal mal informado que piensa que en el fondo el catolicismo tiene valores liberales.

Lo que sí me puedo imaginar más fácilmente es a un cardenal como Tedesco, el Trump wannabe, un personaje racista, para quien el problema es el relativismo en donde la religión católica y las otras son lo mismo y contra el que clama gritando y pidiendo una guerra religiosa. Los he oído decir que ya hay que tomar medidas radicales, es su forma de decir violentas, contra el aborto.

Pero es una historia entretenida con buena intriga política en un contexto muy particular, un cónclave católico cuando todos los cardenales de la iglesia quedan encerrados sin poder salir hasta que escojan a un nuevo papa. Y el final es muy sorprendente es una sorpresa final que muchas películas intentan hacer pero no les sale bien, pero aquí sí funciona. Sólo diré que en este caso el conflicto a favor y en contra del relativismo resulta ser tan sólo una fachada del conflicto del catolicismo contra las mujeres. En una escena un aspirante liberal a papa dice que está a favor de la homosexualidad, del divorcio y de abrir el clero a las mujeres. Y uno de los cardenales que lo apoyan dice que eso sí no. Lo de las mujeres no. Pero el caso es que gracias a un veracruzano, arzobispo de Afghanistán y hermafrodita, algo de femenino se cuela al trono de San Pedro. Sería una dulce venganza después de siglos pues según los evangelios apócrifos, es decir los no oficiales, y en especial uno conocido como el evangelio de María, María Magdalena era la más importante de los y las seguidoras de Jesús y además queda claro que eran amantes. Inclusive en alguno de estos evangelios se especifica que Jesús y María Magdalena se la pasaban besándose sus bocas. Y que en vez de Pedro la sucesora de Jesús fue María Magdalena, aunque esta versión del cristianismo es muy diferente de la que conocemos pues en ella no hay una jerarquía, además de otros cambios fundamentales. Y hubo cristianos que seguían esta corriente de María Magdalena durante siglos, por lo menos hasta el siglo V. Y probablemente por la competencia con estos otros cristianos fue que se empezó a decir que María Magdalena fue una prostituta. Amén. 

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