martes, 25 de febrero de 2020

Al poli no se le para


El común denominador de las mujeres de Supervixens es que son muy peligrosas cuando no se les cumplen sus deseos sexuales. Apropiadamente el villano de la película es un policía impotente. Como para subrayar que la misma mujer puede ser ángel o demonio, el director Russ Meyer puso a la misma actriz como la mala Superangel y la buena Supervixen, dos avatares de la misma deidad de las carreteras del desierto. Un mundo generoso en tetas naturales y gasolina, donde las estaciones de servicio funcionan como oasis donde se puede encontrar todo lo que uno necesite. Incluyendo sexo casual en el baño, o amigos, o una vida completa con todo incluido.

Se puede recorrer el reino de las supervixens en cualquier vehículo o haciendo autoestop. A la vuelta del camino puede haber una negra ninfómana muda, una pareja swinger que no acepta no por respuesta, una esposa austriaca adquirida por correo o un brutal feminicidio. Porque hay mucho de todo, bueno y malo. Pero el malo de verdad es el poli que te para y al que no se le para.

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