jueves, 31 de diciembre de 2020

Payaso mata payaso



Payaso mata payaso. Así como brozo y amlo y el payaso anaranjado que no se quiere ir de la casa blanca y sus némesis: los conductores y comediantes de los late night shows y de saturday night live. ¿No es exagerado ver una relación entre Killer Klowns from Outer Space y los payasos de la política contemporánea? Tal vez, pero conste que en esta película hay un policía bueno y uno malo, y el malo es un fascista que odia a los estudiantes del college de su pueblo, por ser niños mimados liberales. Y en la última elección americana quedó claro que la principal división en USA es entre republicanos rurales o semirurales o de pequeñas ciudades que odian a los liberales de las ciudades que estudiaron o estudian college y que tienen más dinero. Y lo que hacen los killer klowns con la gente es envolverla en una dulce red de mentiras. Perdón de algodón de dulce. Y los almacenan estilo matrix para chuparles lo que les sirve. Hay además otro tema seguramente relacionado con el anterior: Según Jung nuestro "self", nuestro verdadero ser digamos, es una especie de centro al que se llega descubriendo un velo tras otro. De hecho en alguna parte habla de mandalas geométricos. Aquí al final para derrotar a los payasos asesinos hay que llegar al centro del circo, a través de puertas cada vez más chicas, cada una con un dibujo geométrico o abstracto. Y esto me lleva al tema de Todo sobre Eve, sobre la verdadera personalidad y la "persona", es decir las adaptaciones sociales que todos debemos hacer. Digamos que la "persona" puede ser el pequeño payaso o payasos que todos llevamos dentro. Curiosamente aquí el policía bueno para matar al gran payaso del mal lo que hace es quitarse su placa de policía para destrozar el centro del payaso, su nariz roja. Esto es muy jungiano, porque Jung diría que si llevamos un payaso del mal adentro lo que habría que hacer es dejar de ser o creernos tan serios pues lo reprimido es peligroso.



miércoles, 23 de diciembre de 2020

La niña del burdel



La casa estaba en Nueva Orleans, como la casa del sol naciente, pero no se llamaba así, no era la casa de la canción, era otra, un burdel elegante en 1917, durante la primer guerra mundial. El lugar estaba lleno de oficiales de la marina, políticos y hombres bien vestidos con dinero para apostar, beber absenta y subir a los cuartos con una o más de las chicas.

Pretty Baby (1978 Louis Malle, guión de Polly Platt basado en una historia de Louis Malle y Polly Platt) es la historia de una niña que vivía en esa casa, Violet (Brooke Shields), hija de una de las chicas de Madame Nell, Hattie, una Susan Sarandon joven y despampanante, que a su vez era hija de otra prostituta.

Violet no era la única menor, la casa era como una gran familia con los hijos e hijas de las trabajadoras del amor y de los otros empleados. Había hasta mascotas, inclusive un pony para montar.

Las reglas eran relajadas, un gato podía beber leche del vaso de Violet y una rata deambular por un cuarto. y todo normal.

A un cliente que se ponía agresivo lo podían descontar de un martillazo en la cabeza, y la madame decía que si se moría mejor.

Y lo más normal era que Violet empezara a trabajar. Por ella no había problema, quería ser como su mamá y las otras chicas. El gran día de la subasta de su virginidad todas, incluyendo a su mamá le daban tips y consejos para hacer bien la chamba y ella decía que ya sabía todo eso que no se molestaran.

Al final cuando la mamá regresa por Violet, pues se había casado y se había ido a Missouri, y regresa después de confesarle al marido que Violet no era su hermana sino su hija y el marido aceptó ir por ella para que Violet vaya a la escuela y se eduque como una mujer respetable, en ese momento la cosa se pone agridulce. Las hordas puritanas habían hecho que el burdel cerrara y Madame Nell y sus chicas, vestidas con una elegancia que ni Kate Middleton, se iban a Chicago. Y  Violet que no podía quedarse quieta para las fotos finalmente queda congelada posando para la foto en la imagen final. Y ahí está lo triste, la niña salvaje Violet, porque era tremenda, en camino a la domesticación, la decencia y la respetabilidad. Todo lo bueno y aburrido.

El gran mérito de Pretty Baby es el retrato que presenta, muy literario, con grandes actuaciones, personajes perfectamente delineados, y exquisitez en el detalle, de un mundo de jazz, vudú y cocaína, amor y violencia, elegancia y libertinaje, pero a final de cuentas un mundo muy humano.






  

domingo, 13 de diciembre de 2020

El Espíritu Santo y su Mustang rojo convertible

 

Aunque esta película es demasiado suave con los fundamentalistas cristianos para mi gusto, es interesante y entretenida. Una chica huye de su comuna superreligiosa en el desierto de Utah, a la ciudad que le queda más cerca, nada menos que...  Las Vegas. Aunque el Espíritu Santo es el gran protagonista invisible de la historia, las nuevas formas en que se presenta, con imágenes que llevan a mustangs convertibles o una canción en un cassette son muy originales. O no, porque ¿cuántos embarazos reales no habrá gracias a canciones (de reggaetón claro), o autos deportivos? Nunca me había dado cuenta que el espíritu santo es una figura paterna, masculina y seductora. La película recuerda un poco a Sobre las Olas aunque esta tiene un tono muchísimo más ligero, en ambas hay una protagonista femenina en una comunidad religiosa puritana y el sexo se mete a través de la música. El título de la película, Electrick Children, supongo que se debe a que este principio masculino/espíritu santo se transforma en una electridad que a través de guitarras, micrófonos, caseteras y las luces del Strip de Las Vegas despliega su poder embarazante actuando desde la distancia sobre la psique femenina.