viernes, 14 de marzo de 2025

Lo que sucede en Las Vegas se queda en Las Vegas

En Anora (Sean Baker 2024) una chica que cree haberse sacado la lotería en la ruleta de los table dance y los bailes privados descubre que la fortuna con la que creía haberse casado en la ciudad del pecado era del banco de la ilusión y que la ley en Estados Unidos, así como ella y sus compañeras del antro neoyorquino Headquarters, le baila, le hace lap dance y hasta se mete a un "privado" para hacer cosas en lo oscurito con quien traiga suficiente billete.

Afortunadamente no todo es dinero en este mundo, también está el sexo que une a Anora (Mickey Madison) e Igor (Yura Borisov) aunque el asunto empieza de forma "no consensual" lo que hace que ella aparentemente lo odie. Pero al final Igor, que usa el coche de su abuelita, le dará el anillo que ella cree haber perdido y así Anora, tanto el personaje como la película hecha con poco presupuesto de forma independiente nos dicen que química mata billete. Excelentes actuaciones de todo el elenco no sólo de los protagonistas, humor, buen ritmo, un director que sabe contar historias y dirigir actores. Merecidísimos los Oscares a mejor película, mejor actriz para Mickey Madison y los mejor guion, dirección y montaje para Sean Baker que hizo las tres cosas él sólo. Y conste que lo dije desde antes de los Oscares.  

miércoles, 12 de marzo de 2025

Brutalismo brutal


En teoría la arquitectura brutalista no tiene que ver con brutalidad y se llama así por la palabra francesa brut que significa algo crudo, sin adornos, al natural digamos. Y así este estilo arquitectónico que dejaba a la vista la estructura de la construcción y que a los materiales, especialmente el concreto que les encantaba, no les hacía ningún tipo de acabado o adorno acabó llamándose así.

Pero en El Brutalista si que hay una relación entre brutalismo y brutalidad: El ficticio arquitecto judío-húngaro Laszlo Toth, que estudió en la famosa escuela Bauhaus y tras haber pasado por la segunda guerra mundial y la brutalidad del campo de concentración de Buchenwald llega a Pennsilvania.

De entrada hay una cosa poco común en el cine americano. La película es una coproducción Estados Unidos - Reino Unido - Hungría pero el director Brady Corbet es americano y en El Brutalista hay una crítica muy visceral a los Estados Unidos. Unas secuencias que parecen viejas películas promocionales del estado de Pennsilvania parecen puestas puestas ahí sarcásticamente. Habla un locutor de la grandeza y prosperidad de Pennsilvania y enseguida vemos una gran fila de menesterosos haciendo cola para que les den algo de comer, por ejemplo.

Más adelante la crítica ya se vuelve abierta y nos enteramos que tanto Laszlo como su esposa, que llega a Estados Unidos después que él, piensan que es un país podrido y en el que todo está podrido desde el paisaje hasta la comida.

Claro que hay un muchas cosas que criticarle a Estados Unidos y posiblemente en estos tiempos trumpianos más que nunca. ¿Pero porqué esta pareja, después de pasar por la guerra, los campos de concentración y la pobreza de la posguerra iba a tener tan mala opinión del país qué escogió para vivir? Se supone que la esposa no puede caminar a consecuencia de la hambruna que pasó ¿pero le parece que la comida de Estados Unidos está podrida?

La podredumbre americana queda personificada en dos personajes. Primero en Audrey, la esposa de Attila el primo de Laszlo, que es católica y, es de sospecharse que algo ha de haber tenido que ver para que Attila dejara el judaísmo y se volviera católico.

Attila recibe a su primo, le da un lugar donde vivir y trabajo en su negocio. Pero Audrey inventa que Laszlo le ha hecho alguna propuesta indecorosa así que el arquitecto Toth acaba viviendo en un refugio para indigentes y trabajando con una pala moviendo carbón.

El segundo personaje es el magnate de la industria Harrison Van Buren que se entera que Laszlo es un reconocido arquitecto y le encarga una gran obra, una especie de iglesia/centro comunitario que quiere hacer en honor a su madre y para beneficio de la comunidad.

Van Buren es un mecenas muy generoso que no sólo saca a Laszlo de la pobreza en que estaba hundido, y tolera sus vicios, pues se supone que Laszlo Toth era adicto a la heroína; además le encarga una obra monumental en contra de la opinión de su familia, de sus cercanos del negocio y hasta de los políticos locales.

Además gracias a Harrison, Laszlo logra traer a América a su familia, su esposa Erzsebet y su sobrina.

Y entonces un día que estaba borracho Harrison lo viola. Y mientras tanto critica a los judíos diciendo palabras más palabras menos, que ellos se ponen de pechito.

Resulta sorprendente no sólo porque no se da ningún antecedente de que el personaje de Harrison pudiera hacer algo así... sino porque esas cosas no pasaban en los cincuentas.

Poner que este señor, ya ruco, viola a su amigo, porque en la historia se vuelven cercanos; al que tanto había ayudado, sin dar ninguna señal antes de que era homosexual o de que quería fregarse a Laszlo se siente incongruente, inverosimil y forzado. Hasta la falsa acusación de la malvada católica Audrey se siente más creíble.

Para el epílogo la historia se traslada a 1980. Nos informan que el mazacote de cemento de Laszlo se acabó en el 73 y se llama Instituto Van Buren. ¿Cómo fue eso? se pregunta uno. ¿Acaso Harrison acabó de construirlo respetando el proyecto del tipo que lo acusó de violarlo? Eso está muy incongruente.

Lo que si tiene sentido es que escogieran 1980 para el final. Mark Fisher (también conocido por su alias k-punk) es uno de los críticos culturales más conocidos actualmente en el mundo, aunque hace unos años se suicidó. Según Fisher el post punk, genero musical que tiene entre sus exponentes más populares a Joy Division, The Cure, Depeche Mode y Bauhaus fue posible, entre otras cosas, gracias a la arquitectura brutalista que fue muy popular en el Reino Unido y según él, post punk y brutalismo tienen mucho en común. Cosas como la angularidad, el minimalismo, lo moderno, la sensación auditiva de grandes espacios que hacen que haya canciones post punk que son, según Fisher, como versiones en sonido de obras brutalistas.

Y entonces el brutalismo, junto con otras cosas y el interés de los músicos por lo moderno, por algo el grupo Bauhaus se llama así, hicieron posible ese movimiento musical modernista.

Inclusive Molchat Doma uno de los grupos de post punk contemporáneo más conocidos, pone en la portada de sus discos construcciones brutalistas.



Entonces se supone que en 1980 le hacen un homenaje a Laszlo Toth en una bienal de arquitectura, cuando el post punk estaba en plena explosión, y Vince Clarke, uno de los fundadores de Depeche Mode, participa como músico invitado en el tema del sountrack con que empieza ese homenaje.

Sin embargo, en la descripción que la sobrina hace de la obra de su tío en Pennsilvania rebela algo que según yo, va en contra de los principios del brutalismo. Según dice ella esta obra ficticia, el Instituto Van Buren, cuya construcción es la esencia de la película, incluye unos cuartos con las medidas exactas, excepto la altura, de la celda de Toth en el campo de Buchewald, y esta está conectada mediante diferentes estructuras subterraneas al espacio que representa a la celda de su esposa en el campo de Dachau, simbolizando así la unión de la pareja a pesar de haber quedado en diferentes campos de concentración.

Esto obviamente sólo se podría haber hecho a espaldas de Harrison que quería que la obra fuera un homenaje a su mamá. Pero además un principio fundamental del brutalismo era el funcionalismo. Todo debía servir para algo concreto. 

Y lo más curioso es que Harrison le pide a Laszlo que la construcción incluya una capilla, Laszlo le contesta que si no se suponía que era una obra para toda la comunidad (...y no sólo para cristianos) pero tiene que obedecer y entonces el edificio se supone que tiene una gran cruz hasta arriba y además con el sol se forma otra cruz en el interior. Y resulta entonces que el cristianismo acaba simbólicamente sobre los campos de concentración. Presidiéndolos digamos.

Se ha señalado que uno de los orígenes del brutalismo fueron las construcciones militares de Gran Bretaña en la segunda guerra mundial; fuertes, construcciones defensivas y cosas así pero en esta película no sólo se relaciona este estilo con los campos de concentración de la guerra. Laszlo dice que espera que sus edificios provoquen revoluciones y después señala que sus edificaciones siguen en pie a pesar de la guerra y que las diseño para soportar ríos de odio y miedo. Y luego resulta que para construir su obra debe soportar hasta una violación, después de la cuál el mismo se vuelve agresivo y brutal y hasta patea a sus trabajadores. 

Pero así como una de las características del brutalismo es no ocultar nada, dejar las estructuras de una construcción a la vista, en la historia se establece una relación entre el dolor, la divinidad y la verdad. Se supone que Erzsebet padece terribles dolores y en una ocasión lo único que se le ocurre a Laszlo para ayudarla es inyectarle de su heroína. Entonces ella casi se muere. Después de eso Erzsbet dice que vió a Dios y que le dió permiso para llamarlo por su nombre. Cosa que está prohibidísima en el judaísmo. Y ante el terrible dolor de perderla Laszlo le confiesa que Harrison lo violó.

Y ni como negarlo, a veces se necesita un poco de brutalidad para que la verdad sea dicha.

jueves, 6 de marzo de 2025

La verdad de los baños


En La Sustancia podemos ver una especie de conflicto madre - hija estilo complejo de Electra y también un conflicto mujer - hombres; en varias escenas de hecho aparecen hombres (en plural) uniformados y hostiles, tal y como suele aparecer el animus femenino. Es decir la imagen de lo masculino en las mujeres según Jung. Que es hostil en este caso.

Pero el conflicto central en La Sustancia es otro. Es algo que hace pensar en la crisis de los opioides. Estas drogas que empezaron a recetarse legalmente para aliviar el dolor. Y entre los opioides está el fentanilo.

Elizabeth entra en contacto con la sustancia en un hospital. Esta sustancia funciona de varias maneras como una droga. Para empezar, al menos de entrada hace sentir bien a Elizabeth. Ella en su "mejor versión de sí misma" es muy feliz. Como si se hubiera dado un pericazo o como su anduviera en tachas.

Y empieza a excederse en la dosis.

Esta mejor versión de ella, digamos la versión que abusa de las sustancias, empieza a comerse a la persona, que para evitar la realidad prefiere drogarse y se forma un círculo vicioso. Hasta que la droga de tener efectos placenteros, que viene siendo cuando a Sue se le empiezan a caer los dientes y las uñas. Se siente mal como en una resaca o con síndrome de abstinencia y corre a la droga pero la droga ya no la hace feliz, sólo la deforma. Como dice la canción de los Caifanes dedicada según se dice al crack o piedra:

"Piedra, déjame piedra

no me deformes más

déjame como estoy"

Los adictos al fentanilo suelen hacer movimientos grotescos y por la falta de higiene y cuidado se enferman de cosas que van destruyendo/deformando su cuerpo. Les dicen zombies y los zombies son monstruos.

Claro que la sustancia puede funcionar también como metáfora de otras cosas que se pueden conseguir en los hospitales como cirujías plásticas o antidepresivos.

Pero lo que me parece más interesante de todo es el escenario de la película. Elizabeth/Sue vive en una especie de jaula. La directora Coraline Fargeat no deja de hacer tomas de largos pasillos, rectos o curvos. No es necesario forzar mucho las cosas para imaginar que ella vive en un laberinto de largos pasillos que tiene en un extremo el estudio de televisión, en donde a ella la ven, y en el otro la sala de su casa, que es como un mirador para que ella vea. ¿Pero qué ve?

Parece que todo el tiempo está viendo la televisión. Incluyendo infomerciales. Chatarra. Hace televisión chatarra y ve televisión chatarra. Entre una y otra cosa ve su imagen colgada en los pasillos del estudio, en su casa y hasta en anuncios espectaculares. En un momento dado tapa el ventanal a través del cual puede ver hacia afuera con periódicos. En los que ha visto el anuncio del casting para sustituirla en la tele. Hay dos tomas que enfatizan su encierro aún más: Una en la que la cámara le ve desde lo que parece una rendija del sistema de ventilación y cuando Elizabeth observa al vecino desde la mirilla de su puerta como si fuera un gato rondándola.

Y es un laberinto sin opciones. Sólo cuando tiene un accidente se le presenta una disyuntiva: Tomar la sustancia o no.

Es el laberinto sin salida de la imagen. Pero hay baños en esta jaula y tienen un significado especial. Así como en la vida real podemos tener un poco de privacidad, estar solos y vernos al espejo en el baño, en La Sustancia la protagonista se enfrenta a la verdad en los baños. En uno escucha a su jefe decir de ella lo que él nunca le diría de frente. Y cuando Sue decide esconder a Elizabeth, para no verla en el baño, es cuando le empieza a hablar como si fuera otra persona y cuando empieza su caída.

Inclusive hay una toma en que la vemos al fondo de un pasillo pero un pasillo vertical, la vemos desde arriba como un científico viendo al ratón. Y ella está sentada en posición fetal sobre el piso del baño. Como verla en su verdad desnuda.

Creo que al final la moraleja de la historia es que el ratón en el laberinto de la imagen acaba por tomar las sustancias deformantes que salen del laboratorio. Está vulnerable, hasta un libro de cocina puede ser peligroso para él, como el que hace a Elizabeth comer sin control. Su único refugio es aferrarse a su verdad, esa que se aparece por los baños.   

martes, 4 de marzo de 2025

Boomers en éxtasis


Es sabido que la generación de los baby boomers, los nacidos después de la segunda guerra mundial y hasta principios de los sesentas, reverencia a Bob Dylan como a un profeta. Y buscan las respuestas de la vida en sus letras.

No todos claro.

Pero los que sí, seguramente encuentran muy pertinente una película de más de dos horas centrada en la historia de cuando Dylan, en el festival de música folk de Newport, agarró una guitarra eléctrica en vez de una acústica rompiendo las reglas del festival.

Es como cuando Burzum mató a Euronymus para los blackmetaleros, o como cuando mataron a Biggie Smalls para los raperos, o como cuando afuera del Charco de las Ranas a Paco Pacorro... bueno tal vez eso no. Pero se entiende la idea.

Pero la verdad "Un Completo Desconocido" es una película con mucha música pero poca historia. Y no me refiero a la historia - historia. La película presenta la crisis de los misiles de cuba, el asesinato de Kennedy y la lucha por los derechos civiles. Pero a la historia de "Bobby D" le falta algo. No se profundiza en el personaje. O en sus amores. Ni con la también cantante Joan Baez, ni con la tal Silvie, interpretada por Elle Fanning, ya toda una experta en la cisis de los misiles cubanos y en biopics de músicos. Lo del famoso que no le gusta ser famoso es un lugar común. Y cuando le dicen: "Escoge tu arma" y le ponen una guitarra eléctrica y una acústica pues está bueno, pero el tema no es como para sacar toda una película de ahí.

Eso sí, hay muchas canciones para los fans, boomers y de otras generaciones. Pero para los que no somos aficionados, que a la mejor nos gusta una canción... pues no hay mucho que ver en "Un Completo Desconocido" que parece dirigida sólo para los iniciados en el culto. 

lunes, 3 de marzo de 2025

Médico brujo israelí manda a Don Corleone a llorar a telenovela mexicana

Lo de menos es el cambio de sexo en Emilia Pérez, lo que es verdaderamente de llamar la atención es como este "Manitas del Monte", capo mexicano high-tec y Don Corleone wannabe pues es de llamar la atención como más de cincuenta años después de El Padrino, el cine sigue poniéndonos mafiosos que quieren ser Marlon Brando con las mismas poses y movimientos lentos de Vito Corleone. 

Y que también hace las ofertas que no se pueden rechazar del siciliano, eso de "saber lo que tienes que hacer es aceptar hacerlo".

Pues este mafioso pasa a ser una mujer más bondadosa y sufridora que las más bondadosas y sufridoras protagonistas de las telenovelas mexicanas clásicas.

Como ya todos sabemos el pene es el origen del mal y por lo tanto ese diálogo de la película que dice que cambiar el cuerpo (de sexo) es cambiar el alma y es cambiar a la sociedad es sabiduría pura, profunda y popular.

Pero aún así cuando Emilia se pone a llorar y pedirle perdón a Jessi, que le acaba de cortar o mandar cortar tres dedos es como demasiado. Quizá ya se empezaba a acostumbrar a que le cortaran apéndices del cuerpo pero híjoles...

Aún así la historia no deja de plantear un problema cósmico, metafísico. O quizá sólo médico: ¿Cómo acabar con el mal si los penes se necesitan para hacer humanos? Emilia agarró a los hijos de Manitas del Monte, que no hay que olvidar, era otra persona. Pero entonces Jessi, la mamá, se los quiere llevar, y ante la perspectiva de no tener con quienes jugar al xbox como que se le quiere meter el Manitas del monte. Ese portador de pene es el único que puede ayudarle a seguir teniendo hijos.

Por suerte cuando le cortan los dedos el demonio de manitas parece quedar exorcizado.

Humildemente propongo que se empiece a hacer la secuela de esta película, pero en Colombia, y que se llame "Sin penes no hay con quien jugar al xbox".