sábado, 23 de marzo de 2024

La trampa de 1984

En la primer adaptación a cine de la novela 1984 de Orwell, de 56, aunque ya había una adaptación corta para televisión, llama  la atención que parece que esta historia, originalmente publicada en el 49, habla de nuestro mundo trumpiano, neopopulista, de la postverdad. Y como mexicano se siente que Orwell hablaba de estos tiempos cuatroteístas.

Una cosa curiosa de la trama es que parece que el gran enemigo de big brother, es otro big brother, o quizá es el mismo. Me explico: el gobierno de big brother parece un gobierno comunista, nótese que tiene grandes planes de desarrollo económico a nueve años así como los soviéticos tenían sus grandes planes quinquenales. O como los chinos. Y sin embargo el gran enemigo de big brother, el "architraidor" Kalador, habla de guerra de clases y el triunfo de los pobres.

Cuando Winston y su pareja juran lealtad a Kalador, y ofrecen obediencia ciega, parece que su rebeldía no es más que sumisión a otro. Una trampa. Y en efecto fue una trampa.

¿Pero cuál es el arma imbatible de big brother para lograr el sometimiento? No sólo el sometimiento sino para convencer, para que colaboren con él en vez de atacarlo. Es el miedo. Y aquí hay un detalle absurdo en la trama por lo menos en esta película. Cuando a Winston le dicen que se lo van a comer las ratas, él dice motu propio que le hagan eso a su novia amada y no a él. No se ve que le digan si prefiere que se lo coman a él o a ella. no viene al caso. Y eso me mete la duda ¿De verdad para enfrentar a los big brothers de la vida real lo que se necesita es valor?

A la mejor lo que sucede en el mundo de 1984 es que así como hay ministerios de la verdad y del amor, hay un ministerio secreto del valor, que nadie conoce y que permite vivir en guerra perpetua y sobre todo que los ingenuos caigan en la trampa y crean en Kalador que no es más que otro rostro del mismo big brother.

Y en la vida real, en este siglo XXI de zombis descerebrados se necesita valor para enfrentar a sus marionetistas. Pero eso no sería necesario si no fuera porque la pinche gente no quiere pensar. Dejan que otros piensen por ellos. El origen del problema no parece la falta de valor sino que a la gente la da flojera usar la cabeza.

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