Fuego interior: Requiem para Katia y Maurice Krafft, es un documental que Werner Herzog, uno de los más célebres directores vivos del mundo, armó con material de la pareja de vulcanólogos Krafft. El propio Herzog lo narra y lo explica.
Lo que no necesita explicación es cómo la historia de los Krafft le pudo llamar tanto la atención a Herzog pues es como la historia de “Aguirre la Ira de Dios” o como “Fitzcarraldo”. Con personajes dominados por una pasión que se lanzan a aventuras descabelladas sin arredrarse por las dificultades o el peligro. O como el mismo Herzog al realizar esas películas.
Además dice que los Krafft dejaron de ser científicos para volverse artistas. Señala como en sus primeras películas, porque los Krafft además de las grabaciones de sonido y fotos grabaron en película de 16 mm hasta su muerte, se les veía con instrumentos científicos. Después Katia se volvió sonidista y él copió la imagen de Jacques Cousteau.
Sus tomas nos dice Herzog, empezaron a tener más dramatismo. Y no se les vuelve a ver con instrumentos científicos.
A final de cuentas lo que Werner Herzog nos cuenta en este documental es su visión de la vida. En un segmento sobre la explosión del volcán que en México llamamos el Chichonal pero que él llama el Chichón se ven a unos campesinos jalando a unos caballos que parecen estar entre la vida y la muerte y dice Herzog que esa vida ruda, cruda y dura es la pura vida. Y que la vida de los Krafft tenía sentido y nos dejaron sus imágenes.
Y vaya imágenes. En particular unas tomas de una isla en Indonesia tras una erupción creo que son lo más dantesco que recuerdo. Vale la pena el requiem por los Krafft.
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