lunes, 9 de julio de 2012

Cars, la historia del que desayunaba perdedores y el día que olvidó desayunar.


En la soledad de su remolque - camerino la joven estrella de unas carreras muy parecidas a la serie NASCAR se dice a si mismo: Yo soy velocidad, Yo desayuno perdedores en el desayuno y frases de automotivación parecidas. Pero entonces se acuerda que no ha desayunado, hasta parece que va realmente, dará una vuelta equivocada en el camino y aceptará que él no pertenece a los rápidos y hasta lo convencerán de que, de hecho, la velocidad es mala. Pero, bueno... después de todo ¿Los ganadores deben esforzarse tanto repitiéndose a sí mismos qué lo son? a divagar pero se recupera y se repite que debe concentrarse. Muy pronto sin embargo se perderá

La historia de Cars, es una típica historia de los finales de los setentas u ochentas que parece que para ser fiel a su mensaje de tomarse las cosas con calma fue estrenada hasta el 2006. En esa época (70´s 80´s) la nostalgia de los 50´s y 60´s estaba muy fuerte. Fue la época de Vaselina, de Happy Days y de Regreso al Futuro, entre otras cosas. Aunque claro que no es una historia de high school y prom party, pero otra típica historia ochentera era la de los pueblos en los que cierran las fábricas y se van a pique. Es la historia de muy famosas canciones ochenteras como Allentown, de Billy Joel o My Hometown de Bruce Springsteen.

Esto se debe a que en los ochentas la economía de Estados Unidos empezó a desindustrializarse así que había muchas historias así en la vida real. Además el soundtrack de Cars mezcla cosas que suenan muy ochentas, como Sheryl Crow, con Rock y Blues muy muy clásicos.

Al principio nos presentan a McQueen, el coche protagonista como una joven estrella, que está "viviendo el sueño": tiene groupies, la prensa lo acosa y parece que tiene todo para ser el próximo campeón, el rey.

Sin embargo nos enteramos que su triste realidad es que es como una estrella de infomercial que quiere llegar a Hollywood. Su patrocinador, quién le dio la oportunidad de correr es un ungüento para coches oxidados. McQueen odia pararse en la carpa de este ungüento donde tiene que hablar con un par de conductores que le parecen unos idiotas y ni hablar del público, unas carcachas patéticas.

Nos presentan a McQueen como un individualista sin amigos y ni siquiera con un equipo. Dice que su mejor amigo es Harv, su representante, que es tan sólo una voz en un aparato que ni siquiera tiene tiempo de ver sus carreras. Pero aunque eso diga lo que se ve es que McQueen sí tiene un amigo, Mack, el camión que lo transporta. Un camión que se queda dormido en la carretera y al que unos coches hiphoperos digamos que le hacen bullying.

 No precisamente alguien que se coma perdedores en el desayuno. Luego McQueen encallará en un pueblo somnoliento y quebrado. Ahí entre otras cosas conocerá a una abogada que vivía "en el carril de alta" en Los Angeles hasta que no pudo más y empezó a andar a la deriva hasta que llegó a ese pueblo en donde finalmente tronó y se quedó para siempre. ¿Una abogada rehaciendo su vida? Sí, no es precisamente un amor muy juvenil que digamos. Hay una escena en donde esta abogada con un tatuaje en la parte baja de la espalda le explica a McQueen porqué se quedó ahí y le dice "es que me enamoré del lugar". Una frase trilladadel cine y la tele de cuando un personaje deja una prometedora y excitante carrera y se va a vivir a algún pequeño lugar somnoliento pero pintoresco.

No sólo McQueen cae en este lugar en donde el tiempo pasa lentamente sino que hasta la propia historia parece caer en una vieja película de vaqueros en donde el mandamás del pueblo resulta ser un viejo corredor que no quiere que nadie descubra su pasado. Sólo hay que cambiar la palabra corredor por tirador y ya está, tenemos un clásico mito de los westerns: Un viejo pistolero ya retirado decide ayudar a un joven vaquero, claro que había jurado no volver a tomar las armas pero esta es una buena causa. Es más o menos el mito que se presenta, y se renueva, en Los Imperdonables.

Nada más que en el caso de Cars el mal, no es matar, es el mundo de la alta velocidad, de la gran ciudad. Y aquí viene lo más interesante, ¿Por qué nos dicen en esta película que es mala la velocidad? ¿Será acaso que por ir tan rápido McQueen ya lleva dos divorcios y nunca ve a sus hijos? No. ¿Entonces va ascendiendo tan rápido en su carrera qué ni siquiera se fija en los que va pisando? No, tampoco. ¿Qué tiene de malo entonces la velocidad? Pienso que hay claves que indican que lo que la velocidad de McQueen amenaza con romper son sus vínculos con su clase social. En el pueblo se tiene que poner a reparar un camino, o sea el infierno al que se le condena es el trabajo manual y McQueen dice un par de frases reveladoras: "Siento que mi coeficiente intelectual baja cada día" y "Siento que me estoy volviendo uno de ellos". ¿Su IQ? ¿No debería decir en cualquier caso qué su velocidad es lo que estaba bajando? ¡Ahí está! Seguro que no nos lo han dicho pero McQueen debe de tener un título universitario escondido por ahí. Recordemos su actitud en la carpa de sus patrocinadores de poca monta, ¡McQueen se siente rodeado de brutos! Por si dudan que el pueblo de Radiator Springs es 100% clase trabajadora, recuerden la escena en donde una pareja de clase media, representada por un par de camionetas suburbanas se extravían y tienen que atravesar por ahí: Ven a todos los del pueblo como raros.

Luego viene el final Disneylandesco clásico. Tal y como se señala en Para leer al pato Donald: "(En las historias de Disney) ...el aventurero a veces tiene dilemas morales: Su oro o la vida de alguien. Escoge siempre la vida, aunque después nunca pierde el oro." Sólo que la fama y fortuna que McQueen supuestamente gana al perder y luego rechazar unirse a la gran compañía, a la que él quería entrar, por quedarse con los que le dieron "su primer oportunidad" resultan completamente inverosímiles. Si nos acaban de decir que ese mundo de las carreras era frío e impersonal como es que un empresario al que le rechazan una oferta, sólo dice "lo comprendo" y luego hasta le presta su helicóptero. ¿Cómo que McQueen regresa a poner sus "grandes oficinas" en Radiator Springs sin ser un ganador? ¿Con qué dinero? Hasta me pareció que dice lo de mis "grandes oficinas" con un toque de sarcasmo. ¿Y cómo es que se divierte mucho corriendo con el viejo Hudson si habíamos visto que este arrancaba lentamente, sonando como carcacha y echando humo negro por el escape? Para mi que la fama de McQueen por su buena obra le ha de haber durado quince minutos y acabó sus días en ese pueblo moribundo contándole a todos hasta el hartazgo de sus historias de cuando se dedicaba a las carreras.

Ah y claro, a los rápidos de verdad les dan su merecido: el campeón recibe abucheos y a los negros hiphoperos les cae la ley y los ponen a hacer trabajos forzados en la carretera. Pura envidia de los lentos, digo yo.


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