Zafari (Mariana Rondón 2024) es una obra maestra latinoamericana. Aunque según su directora la idea era ubicar la historia en un país latinoamericano indeterminado, lo primero que uno piensa es que se trata de Venezuela. Quizá el acento de los actores lo delata. Pero en todos los países tenemos algo de eso que retrata Zafari. A saber, la transformación que hace que las bestias salvajes sean las que van a ver a los animales al zoológico. Y que la fauna sea la que debe temer que algún humano se les meta en la jaula.
Aquí el proceso de desdomesticación, feralización, asalvajamiento o como se diga sucede en la clase media. A una familia a la que lo único que le queda del nivel de vida que tenía es la alberca de su edificio. Se van quedando sin agua corriente o sin luz. Que regresa, pero están como la rana en la olla de agua que se va calentando. Tampoco hay papel de baño, los vecinos del edificio han ido abandonando sus departamentos para salir del país. A fuera es tan peligroso que les da miedo salir.
Zafari es una película divertida, cautivante, sexy, inteligente y con humor. Redonda, con actuaciones sobresalientes y se presentará en la 77 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca
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