sábado, 1 de febrero de 2025

La guerra santa de Dune

Nadie niega que en Dune, la novela de Frank Herbert publicada en los sesentas, hay un tema de antihomosexualidad, entre muchos otros temas afortunadamente. El villano principal, el Barón Vladimir Harkonnen es homosexual, pedófilo, violador, es inmensamente gordo y se dan pistas de que también puede ser incestuoso. Herbert nunca negó que estaba en contra de la homosexualidad y queda claro que quiso que el villano principal de Dune tuviera todos las cualidades negativas posibles. Cuando David Lynch toma el proyecto de adaptar la novela al cine le deja al Barón Harkonnen todas esas características que vienen de la novela, pero en su adaptación parece que hay una especie de mutación, algo no tan difícil de hacer pues Dune es una novela larga que para adaptarse necesitaba forzosamente muchos recortes y cambios.

Así que en la película de 1984, filmada en los estudios Churubusco de la Ciudad de México y otras locaciones del país  un elemento esencial de la historia es el SIDA. La pandemia que en ese entonces se extendía por el mundo sin que tuviera curación y ni siquiera hubiera como mitigarla o frenar sus efectos aunque fuera parcialmente. La trama de la película de Lynch es en el fondo una historia donde la vida lucha contra la muerte y esa muerte se parece mucho al SIDA. Aunque uno de los dos hijos de Frank Herbert, al que desheredó y con quién rompió todo contacto, fue homosexual y murió de SIDA, Dune fue publicada muchos años antes de la pandemia del virus de inmunodeficiencia humana, el famoso VIH.

Sin embargo en la película de Lynch el Barón Harkonnen aparece por primera vez mientras le atienden pústulas y llagas de la cara. Mismas que nunca aparecen en la novela. Más adelante mata a un joven, un adolescente al que se lo ponen como un ratoncito para alimentar a una boa. Y no se ve exactamente como lo mata, o que le hace. Pero antes del ataque el barón empieza a cubrir su cuerpo con un líquido negro, y luego a la víctima le jala una válvula que tiene en el corazón, como todos los que viven en el planeta Geidi Prime, el planeta de los Harkonnen. Después sólo se ven frágiles florecillas manchadas del líquido. No se ve que pasa exactamente, pero queda claro que fue una mezcla de violación, ataque vampírico… y contagio.

Probablemente hay más información en la novela o en las otras versiones de Dune pero sólo quiero referirme a la película de 1984 de David Lynch. El rechazó todas las demás versiones de la película, al grado de que hay algunas atribuidas a Alan Smithee, un personaje ficticio al que le acostumbran atribuir sus películas los directores que no quieren aparecer en los créditos de sus obras cuando los productores los obligan a hacerles cambios al grado de que ya no quieren reconocerlas como propias.  Más adelante en la película de nos enteramos que todos los Harkonnen además de la válvula en el corazón tienen una enfermedad incurable, que a los nuevos súbditos les contagian a propósito.

Así que para vivir deben sacar todos los días el antídoto de un gato, que tiene una rata pegada con cinta adhesiva. Los Harkonnen del planeta Geidi Prime tienen controlado el planeta Arrakis o Dune y oprimen a sus habitantes los Fremen. Estos, como los antiguos judíos, esperan un mesías que los libere. Y las mujeres de la hermandad Bene Gesserit están tratando de crear un mesías manipulando quien procrea con quien. Llevan haciendo eso muchas generaciones. Este personaje deberá poder beber las "aguas de la vida", un líquido producido por unos gusanos gigantes de Arrakis que parecen falos. Falos, líquido, vida. Suena a algo conocido.

El caso es que el mesías lleno de este líquido vital y cabalgando uno de estos gusanos gigantes derrota a los Harkonnen. Al frente de un ejército de Fremen, todos arriba de estos gusanos cabeza de pito. Herbert reconoció que ese final fue deliberadamente estructurado como un climax sexual4. "Es un ritmo coital. Muy lento, subiendo todo el tiempo. Y cuando llegas al final, lo partí sin descanso, para que la persona que lo lee se patine fuera de la historia, llevándose unos pedazos con él." La película tiene un tono mágico/religioso/sicodélico. Los "mentats" que son computadoras humanas  echan a andar su maquinaria cerebral con rezos que también cambian el color de sus labios. Y los Atreides, la familia del mesías, ha aprendido a manipular los sonidos y por lo tanto las palabras para que puedan funcionar como armas. Entonces rezos y palabras mágicas mueven el mundo. Y hasta a la tecnología. O viceversa, la tecnología es parte de la magia. Y no sólo eso, los "viajes" internos con la droga... perdón, con la especie "melange" se vuelven viajes externos.

De hecho todo el planeta Arrakis/Dune es llamado lo de "adentro". Y todo lo demás es lo de "afuera". Adentro entonces tenemos los falos, la sicodelia omnipotente, los rezos, el agua de la vida. Afuera el opresor homosexual pero también el mesías que llega a lanzar la yihad, la guerra santa. Así le llaman, yihad. Muchas coincidencias que parecen apuntar a que el verdadero enemigo aquí es el SIDA, una enfermedad contra la que no había ninguna medicina en ese momento, y contra la que no se podía hacer más que rezar, ese parece el verdadero enemigo metaforizado en la Dune de Lynch. La lluvia final que llega al desierto y con la que cierra la película, con su simbolismo de vida también puede interpretarse como victoria sobre la muerte.


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