Nadie niega que en Dune,
la novela de Frank Herbert publicada en los sesentas, hay un tema de
antihomosexualidad, entre muchos otros temas afortunadamente. El villano
principal, el Barón Vladimir Harkonnen es homosexual, pedófilo, violador, es
inmensamente gordo y se dan pistas de que también puede ser incestuoso. Herbert
nunca negó que estaba en contra de la homosexualidad y queda claro que quiso
que el villano principal de Dune tuviera todos las cualidades negativas
posibles. Cuando David Lynch toma el proyecto de adaptar la novela al cine le
deja al Barón Harkonnen todas esas características que vienen de la novela,
pero en su adaptación parece que hay una especie de mutación, algo no tan
difícil de hacer pues Dune es una novela larga que para adaptarse necesitaba
forzosamente muchos recortes y cambios.
Así que en la película de
1984, filmada en los estudios Churubusco de la Ciudad de México y otras
locaciones del país un elemento esencial
de la historia es el SIDA. La pandemia que en ese entonces se extendía por el
mundo sin que tuviera curación y ni siquiera hubiera como mitigarla o frenar
sus efectos aunque fuera parcialmente. La trama de la película de Lynch es en
el fondo una historia donde la vida lucha contra la muerte y esa muerte se
parece mucho al SIDA. Aunque uno de los dos hijos de Frank Herbert, al que
desheredó y con quién rompió todo contacto, fue homosexual y murió de SIDA,
Dune fue publicada muchos años antes de la pandemia del virus de
inmunodeficiencia humana, el famoso VIH.
Sin embargo en la
película de Lynch el Barón Harkonnen aparece por primera vez mientras le
atienden pústulas y llagas de la cara. Mismas que nunca aparecen en la novela.
Más adelante mata a un joven, un adolescente al que se lo ponen como un
ratoncito para alimentar a una boa. Y no se ve exactamente como lo mata, o que
le hace. Pero antes del ataque el barón empieza a cubrir su cuerpo con un
líquido negro, y luego a la víctima le jala una válvula que tiene en el
corazón, como todos los que viven en el planeta Geidi Prime, el planeta de los
Harkonnen. Después sólo se ven frágiles florecillas manchadas del líquido. No
se ve que pasa exactamente, pero queda claro que fue una mezcla de violación,
ataque vampírico… y contagio.
Probablemente hay más
información en la novela o en las otras versiones de Dune pero sólo quiero
referirme a la película de 1984 de David Lynch. El rechazó todas las demás
versiones de la película, al grado de que hay algunas atribuidas a Alan
Smithee, un personaje ficticio al que le acostumbran atribuir sus películas los
directores que no quieren aparecer en los créditos de sus obras cuando los productores
los obligan a hacerles cambios al grado de que ya no quieren reconocerlas como
propias. Más adelante en la película de nos
enteramos que todos los Harkonnen además de la válvula en el corazón tienen una
enfermedad incurable, que a los nuevos súbditos les contagian a propósito.
Así que para vivir deben
sacar todos los días el antídoto de un gato, que tiene una rata pegada con
cinta adhesiva. Los Harkonnen del planeta Geidi Prime tienen controlado el
planeta Arrakis o Dune y oprimen a sus habitantes los Fremen. Estos, como los
antiguos judíos, esperan un mesías que los libere. Y las mujeres de la
hermandad Bene Gesserit están tratando de crear un mesías manipulando quien
procrea con quien. Llevan haciendo eso muchas generaciones. Este personaje deberá
poder beber las "aguas de la vida", un líquido producido por unos
gusanos gigantes de Arrakis que parecen falos. Falos, líquido, vida. Suena a
algo conocido.
El caso es que el mesías
lleno de este líquido vital y cabalgando uno de estos gusanos gigantes derrota
a los Harkonnen. Al frente de un ejército de Fremen, todos arriba de estos
gusanos cabeza de pito. Herbert reconoció que ese final fue deliberadamente estructurado
como un climax sexual4. "Es un ritmo coital. Muy lento,
subiendo todo el tiempo. Y cuando llegas al final, lo partí sin descanso, para
que la persona que lo lee se patine fuera de la historia, llevándose unos
pedazos con él." La película tiene un tono mágico/religioso/sicodélico.
Los "mentats" que son computadoras humanas echan a andar su
maquinaria cerebral con rezos que también cambian el color de sus labios. Y los
Atreides, la familia del mesías, ha aprendido a manipular los sonidos y por lo
tanto las palabras para que puedan funcionar como armas. Entonces rezos y
palabras mágicas mueven el mundo. Y hasta a la tecnología. O viceversa, la
tecnología es parte de la magia. Y no sólo eso, los "viajes" internos
con la droga... perdón, con la especie "melange" se vuelven viajes
externos.
De hecho todo el planeta
Arrakis/Dune es llamado lo de "adentro". Y todo lo demás es lo de
"afuera". Adentro entonces tenemos los falos, la sicodelia
omnipotente, los rezos, el agua de la vida. Afuera el opresor homosexual pero
también el mesías que llega a lanzar la yihad, la guerra santa. Así le llaman,
yihad. Muchas coincidencias que parecen apuntar a que el verdadero enemigo aquí
es el SIDA, una enfermedad contra la que no había ninguna medicina en ese
momento, y contra la que no se podía hacer más que rezar, ese parece el
verdadero enemigo metaforizado en la Dune de Lynch. La lluvia final que llega
al desierto y con la que cierra la película, con su simbolismo de vida también
puede interpretarse como victoria sobre la muerte.
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