Cocaine bear es una típica "monster movie" adicionada con un toque de película de narcos idiotas. Con acción y suspenso pero más que nada con comedia. Y aunque salen kilos y kilos de cocaína no deja de parecer que la película clasificada para adultos va dirigida también a un público infantil. ¿Cocaína enfrente de los niños? Parece que sí, hay dos madres con sus hijos, es decir la osa y sus oseznos y una mamá con su hija que con su amiguito se mete unos buenos pericazos. Y además de protagonistas infantiles y madres hay muchas cosas digamos "tiernas" en Cocaine bear. Para empezar está ambientada en los ochentas, o sea hay un elemento nostálgico. Y también hay un perrito con moños rosas, narcos y villanos llorones y sensibles, y un abuelo narco malo pero que debe cuidar a su pequeño nieto. Es como si eso que parecía tan temible en los ochentas, la cocaína, no fuera nada que una madre no pudiera arreglar. Y que frente a cosas como el fentanilo, pasa a ser una cosa de niños.
Un dialogo al final lo resume bien, cuando el niño que se comió un puñado de coca le pregunta a la mamá de su amiga:
- ¿Tendremos que ir a rehab?
- No, no pueden ir a rehab porque están castigados.
O sea el mocoso ya hasta quiere irse al rehab como la gente grande ¿pues qué se ha creído?
Y por cierto, ya viene "Attack of the Meth Gator", el lagarto en metanfetaminas.
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