sábado, 18 de agosto de 2012

Los jueguitos de Haneke


Funny Games me confirma que Michael Haneke no es más que un timador. En La Cinta Blanca presenta una película que promete revelar "cosas terribles" con "implicaciones profundas" y entonces entrega una película estilo thriller en la cual al final los espectadores descubrimos que realmente no hay ninguna historia. Y no faltan los que dicen que lo que sucede es que Haneke no es un director fácil, o sea, si no le entiendes es tu culpa. Es un jueguito al que se prestan algunos críticos y en el que hay gente interesada, como por ejemplo muchos de los involucrados en festivales. Lo mismo sucede con esta película, un festín de sadismo sin más. Y entonces se dice que es una crítica a la violencia y a la sociedad y bla bla bla. Al igual que en La Cinta Blanca en Funny Games Haneke usa la "distancia Brechtiana" para hacerse el interesante. La distancia Brechtiana es cualquier cosa que se use para romper la ilusión del escenario o la pantalla. O la historia. Y evitar provocarle una catarsis al espectador que porque eso sería ser condescendiente supuestamente Y bueno si eso lo invento Bertold Brecht debe ser una cosa muy seria ¿no? Pues sí, tanto así que el truquito sigue atrapando incautos.

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