jueves, 19 de septiembre de 2013

Los peligros del Dr. Who


Que dicen los del partido comunista chino que es muy peligroso que la gente ande imaginándose realidades alternativas, no se les vaya a ocurrir imaginarse un régiman mejor del que tienen, y entonces que agarran y prohiben al Dr. Who.

/http://www.tydknow.com/did-you-know-that-the-chinese-government-banned-the-show-dr-who-because/

lunes, 9 de septiembre de 2013

Mallick el anunciante


To the Wonder es como un largo anuncio, al terminar sentí que había visto más escenas de niñas y mujeres bailando en trigales que si hubiera juntado todas las escenas de niñas y mujeres bailando en trigales de todos los anuncios de teléfonía y seguros de vida del mundo. Aunque para ser justos esta puesta en escena de Chanel meets Tommy Hilfiger tiene de todo, hasta toma cosas del estilo chantajista de los anuncios de las fundaciones.
 
Claro que en el mundo de la publicidad todos los personajes tienen algún problema muy concreto y terrible - su desodorante no dura todo el día o algo así - y en cambio en esta película los personajes viven como despegados de lo material, todo es bailar con alguna cortina bajo el sol de la tarde o jugar con el lodo después de la lluvia mientras se piensan frases deshilvanadas sobre el amor. La película en realidad es un himno a la superficialidad, tanto en lo visual con su foco en las texturas, como en la historia en sí que evita meterse al fondo de cualquier cosa. El colmo es que luego esto se venda como cine alternativo, con todo y Ben Affleck y Javier Bardem. Y tiene un tufillo nacionalista... O sea...  ¿Estados Unidos un país tan honesto? ¡¿Honesto?! Y bueno, ¿qué tal el padrecito Bardem con sus soliloquios religiosos de fondo? ¡Puf!

Terrible.

sábado, 7 de septiembre de 2013

Desenfocando la violencia


Fecha de Caducidad, debut en largometraje de Kenya Márquez es otra película en que se nota una negación del narco y su violencia. Al igual que en Miss Bala o en Heli o en la obra teatral El Narco Negocia con Dios, En Fecha de Caducidad el narco se mete a la vida de personajes que aparentemente no tendrían porque tener que ver con el narco. Bueno, en este caso resulta que el edificio de departamentos que sirve como escenario principal es de un narco, pero eso acaba por no tener ninguna importancia, como algo simplemente anecdótico.

En este caso lo que se mete en la vida de los personajes, una señora que vive con su hijo adulto al que consiente con el esmero necesario para cultivar un perfecto macho mexicano, es simplemente que al hijo le cortan la cabeza. De hecho no se ve a ningún narco, por lo menos no a la cara y ni siquiera se menciona o se ve droga alguna. Tampoco se dice nada acerca de la razón por la que le cortan la cabeza al hijo, o quienes fueron o en que andaba metido. Como si eso no importara o más bien como si ese asunto no tuviera interés alguno.

Porque en el fondo esta es una película centrada en la intimidad de los personajes, en los cuentos que se cuenta Ramona, la madre del desaparecido, con ayuda de otra mamá que perdió a su hijo. En el personaje de Mariana que huyó de su pueblo pues mató al marido que la golpeaba. Ramona creerá que Mariana debe ser novia de su hijo, como confirmando que ese esposo golpeador podría ser el hijo de alguien como ella. Y en Genaro, un milusos servil de pelo relamido que parece una especie de jorobado de Notre Dame enamorado de Mariana. Un tipo ratonil que busca refacciones en los deshuesaderos, roba cosas de la morgue, hace mandados, saca copias, colecciona periódicos de nota roja y le habla a las cucarachas como a unas amigas. Curiosamente otro tipo que saca copias y se enamora de una dependienta. Según el crítico José Antonio Valdés Peña, las historias de Kenya Márquez, quien además de este largometraje ha hecho tres cortometrajes, tienen que ver siempre "con un México provinciano dominado por fuertes presencias matriarcales que engendraban hombres patéticos, castrados emocionalmente". Y sí, resulta fácil imaginarse a Genaro como un niño al que su mamá embadurna de gel y lo vuelve jorobado a base de zapes.

El mundo de Fecha de Caducidad se siente sofocante y decadente, o mejor dicho se nota que algo está podrido ahí. Un gran acierto de la película además de su humor negro es el diseño de arte que al principio hace pensar que se trata de una historia de época, pero lo que retrata en cambio es una realidad en donde el tiempo parece haberse quedado detenido: lo mismo en las oficinas burocráticas con su patetismo, o en el departamento de Ramona. Todo esto además, fotografiado con tonos mates y gránulo reventado, dan un aspecto de algo tan estancado como el hijo adulto al que la mamá le corta las uñas.

Aunque el estilo narrativo se aleja, afortunadamente, del lento minimalismo de moda, y en cambio presenta una atractiva historia narrada desde tres puntos de vista que parece detectivesca, creo que el final decepciona pues en vez de contarnos que enredos le costaron la cabeza a Osvaldo, el hijo de Ramona, tenemos una especie de final interruptus en que ella cree que ya mando pal otro lado con unos bolsazos al que cree es el asesino de su hijo, es decir, al pelmazo de Genaro, que por andar de acomedido llevándole a la señora la cabeza que se encontró accidentalmente acaba pagando el pato.

Como en Heli, la toma final presenta una escena que indica un retorno a la vida cotidiana. Aunque la vida haya sido trastornada. En este caso acabamos viendo a Ramona cerrar el círculo comprando sopa de tomate, la que siempre le daba a su hijo, la que se enfrío mientras lo esperaba. Todo empieza y acaba en la vida cotidiana, aunque haya pasado lo que haya pasado en medio. Algo que se metió a su vida y se llevo a su hijo. Pero ni ella, ni la película pudieron siquiera asomarse a ver que pasó.

En Miss Bala destacan las tomas desenfocadas, como si no se quisiera ver bien. En Heli vemos en primer plano unos genitales quemándose, pero a nivel de trama el narco se desdibuja. En Fecha de Caducidad las actuaciones enfatizan todo, casi como en estilo de cine mudo, pero tampoco se quiere ver tan bien: la cabeza de Osvaldo, el hijo, no se ve muy realista, ni siquiera los golpes en la cara de Mariana se ven bien. En una escena le dicen a Mariana que se maquille los golpes pero no se le ve ninguno. En fin, una historia entretenida pero que parece que está siendo contada por una señora como Ramona que sólo ve lo que pasa afuera a través de una ventanita entreabierta, como viejita de pueblo.