miércoles, 5 de junio de 2013

La balada de amor del de las fotocopias y la de la tienda de uniformes



Al principio parece que Párpados Azules va a ser una comedia romántica. O rom - com que les dicen. Pero de hecho es una crítica de las comedias románticas, donde se nota que, para empezar, hicieron todo lo posible por evitar cualquier rastro de comedia. La historia comienza con una vieja contando una historia estilo Nicolás Maduro de que llegó un pajarito a avisarle que iba a encontrar el amor y al final la vieja dice de muy mal humor que ella inventó esa historia y manda a todos sus pájaros, literalmente, a volar. O a la chingada también podría decirse. Este par de escenas de la vieja (Ana Ofelia Murguía), enmarcan una historia con una pareja, Marina (Cecilia Suárez) y Víctor (Enrique Arreola), a la que cuesta trabajo describir como historia romántica. Quizá sólo si aceptamos que puede haber historias románticas deliberadamente frías. Historias de parejas en un tono naturalista que son comunes en el cine francés. Y que siempre incluyen escenas de sexo, digamos, cotidiano.

Con una fotografía preciosita de interiores, un ritmo semilento y una musicalización que me pareció interesante, incluyendo una aparición de la Sonora Dinamita tocando la de "Carmen se me perdió la cadenita", Párpados Azules se inscribe dentro de la ola de cine mexicano minimalista. Y me parece muy bien que se vaya contra las convenciones de la comedia romántica pero creo que se les pasa la mano al presentar a dos protagonistas tan simples, de hecho tan patéticos: un par de empleados solitarios sin nada que decir. Al final cuando deciden casarse pensé que una pareja así debería a toda costa evitar tener hijos para no propagar más el aburrimiento cósmico por el mundo.

Es el mismo caso de otras de las películas del "minimalismo mexicano": está bien que quieran cortar con todo lo que sobra, con cualquier asomo de vulgaridad o cliché. Que las hagan con su propio ritmo. Se nota un interés especial por la imagen y la fotografía que combinado con el ritmo lento provocan la sensación de ser historias que se arman a través de fotos fijas. De hecho Párpados Azules en lo poco que se permite divagar por fuera de su sobriedad narrativa es en que Víctor, el protagonista, quiere comprar un departamento y con imágenes de interiores: cuartos vacíos, cocinas etc. En esta historia ciertos edificios de la Ciudad de México típicos de algunas colonias como Roma o Narvarte tienen un lugar muy destacado. De hecho creo que lo mismo sucedía en El Sueño de Lu. Bueno, no es necesario buscar más ejemplos, hay un tipo de edificios, como de los 30´s, 40´s comunes en la Condesa, Roma o Narvarte que son favoritos del cine mexicano. En el caso de Párpados Azules es tal el protagonismo de las imágenes de interiores que pareciera que la historia fue sugerida por estos. Hasta aquí todo bien, pero lo que le critico a esta película es que al final parece que sólo quería restar y quitar todo lo sobrante. Pero...  ¿qué es lo que sí quería contar?

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